DICCIONARIO MÉDICO

Absceso gaseoso

¿Qué es un absceso gaseoso?

Un absceso gaseoso es una cavidad llena de pus, producto de una infección bacteriana, que también contiene gas producido por bacterias anaerobias. Estas bacterias producen gas como subproducto de su metabolismo. El absceso puede formarse en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en los tejidos donde las bacterias anaerobias pueden crecer sin la presencia de oxígeno.

Causas del absceso gaseoso

La etiología del absceso gaseoso generalmente implica una infección bacteriana anaerobia. Las bacterias anaerobias, como Clostridium perfringens, Clostridium septicum, Bacteroides fragilis y Peptostreptococcus, son los agentes causales más comunes. Estas bacterias prosperan en ambientes con poco o nada de oxígeno, como en los tejidos necróticos o infectados.

  • Clostridium perfringens: Esta bacteria es conocida por causar gangrena gaseosa y se encuentra comúnmente en el suelo, los intestinos humanos y animales.
  • Clostridium septicum: También asociada con la gangrena gaseosa, puede causar infecciones severas en los tejidos blandos y abscesos gaseosos.
  • Bacteroides fragilis: Parte de la flora intestinal normal, puede causar abscesos cuando se introduce en otros tejidos del cuerpo.
  • Peptostreptococcus: Estas bacterias anaerobias son comunes en infecciones mixtas y pueden contribuir a la formación de gas en los abscesos.

Cómo se forma un absceso gaseoso

La formación de un absceso gaseoso comienza con la introducción de bacterias anaerobias en un área del cuerpo donde pueden proliferar. Esto puede ocurrir debido a:

  • Heridas contaminadas: Las heridas profundas o quirúrgicas pueden introducir bacterias anaerobias en los tejidos.
  • Infecciones abdominales: Las perforaciones intestinales pueden permitir que las bacterias del tracto gastrointestinal entren en la cavidad abdominal.
  • Infecciones dentales: Las infecciones profundas en las encías o los dientes pueden conducir a la formación de abscesos con gas.
  • Inmunosupresión: Las personas con sistemas inmunológicos comprometidos son más susceptibles a infecciones anaerobias.

Una vez que las bacterias anaerobias se establecen en el tejido, comienzan a proliferar y a producir toxinas y gas. Las toxinas bacterianas dañan los tejidos circundantes, creando un ambiente más propicio para el crecimiento bacteriano. El gas producido por el metabolismo bacteriano se acumula en el absceso, formando burbujas de gas visibles en las pruebas de imagen.

Síntomas del absceso gaseoso

Los síntomas de un absceso gaseoso pueden variar dependiendo de la ubicación del absceso y la gravedad de la infección. Los síntomas comunes incluyen:

  • Dolor: Dolor intenso en el área afectada, que puede empeorar con la presión o el movimiento.
  • Fiebre: La fiebre es un síntoma común de infección y puede ser alta en casos severos.
  • Hinchazón y enrojecimiento: El área alrededor del absceso puede estar hinchada, enrojecida y caliente al tacto.
  • Crepitación: Sensación de crujido o burbujeo al palpar el área afectada, debido a la presencia de gas en los tejidos.
  • Malestar general: Sensación general de enfermedad, fatiga y debilidad.

Diagnóstico del absceso gaseoso

El diagnóstico de un absceso gaseoso se basa en la historia clínica del paciente, el examen físico y las pruebas de imagen. Las pruebas de laboratorio también pueden ayudar a identificar las bacterias causantes.

  • Historia clínica: El médico tomará una historia clínica detallada, incluyendo cualquier herida reciente, cirugía, infección previa o condiciones inmunosupresoras.
  • Examen físico: Durante el examen físico, el médico buscará signos de infección, hinchazón, enrojecimiento y crepitación.
  • Pruebas de imagen: Las radiografías, tomografías computarizadas (CT) y resonancias magnéticas (MRI) son útiles para identificar la presencia de gas en los tejidos y determinar la extensión del absceso.
  • Cultivos y pruebas de laboratorio: Se pueden tomar muestras de pus del absceso para realizar cultivos bacterianos y pruebas de sensibilidad a los antibióticos.

Tratamiento del absceso gaseoso

El tratamiento de un absceso gaseoso incluye el uso de antibióticos, drenaje del absceso y, en algunos casos, cirugía. Es esencial iniciar el tratamiento rápidamente para prevenir complicaciones graves.

  • Antibióticos: Los antibióticos son fundamentales para tratar la infección bacteriana. Los antibióticos de amplio espectro se utilizan inicialmente, y luego se ajustan según los resultados de los cultivos y las pruebas de sensibilidad.
  • Drenaje del absceso: El drenaje del pus y el gas del absceso es crucial para el tratamiento. Esto se puede hacer mediante drenaje percutáneo guiado por imagen o cirugía abierta.
  • Cirugía: En casos graves, puede ser necesario realizar una cirugía para eliminar el tejido necrótico y drenar el absceso. La cirugía puede incluir desbridamiento (eliminación de tejido muerto) y, en algunos casos, amputación si la infección está avanzada y no responde al tratamiento.

Prevención del absceso gaseoso

La prevención de los abscesos gaseosos implica mantener una buena higiene, tratar las heridas de manera adecuada y rápida, y controlar las infecciones preexistentes. En entornos médicos, el uso adecuado de técnicas asépticas es crucial.

  • Higiene personal: Mantener una buena higiene, lavar las manos con regularidad y limpiar adecuadamente cualquier herida puede prevenir infecciones.
  • Cuidado de heridas: Tratar las heridas rápidamente, mantenerlas limpias y secas, y utilizar vendajes estériles puede ayudar a prevenir infecciones.
  • Inmunización: Las vacunas pueden prevenir algunas infecciones que pueden llevar a la formación de abscesos.
  • Control de infecciones en entornos médicos: Utilizar técnicas asépticas durante procedimientos médicos y quirúrgicos es fundamental para prevenir infecciones.

Complicaciones

Si no se trata adecuadamente, un absceso gaseoso puede provocar complicaciones graves, como:

  • Septicemia: La infección puede diseminarse al torrente sanguíneo, causando una infección sistémica grave.
  • Gangrena gaseosa: Una forma severa de infección bacteriana que causa la muerte del tejido debido a la falta de oxígeno.
  • Diseminación de la infección: La infección puede extenderse a otras partes del cuerpo, incluyendo órganos vitales.
  • Shock séptico: Una complicación potencialmente mortal en la que la presión arterial baja drásticamente debido a la infección.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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