DICCIONARIO MÉDICO

B-HCG

¿Qué es b-HCG?

La gonadotropina coriónica humana beta (b-HCG) es una glicoproteína producida durante el embarazo por el embrión humano en desarrollo poco después de la concepción y más tarde por el sincitiotrofoblasto (parte de la placenta). Esta hormona juega un papel crucial en el mantenimiento del embarazo al apoyar el cuerpo lúteo, lo que a su vez asegura la producción continuada de progesterona, una hormona esencial para el embarazo en sus primeras etapas. La b-HCG puede ser detectada en la sangre y la orina de una mujer embarazada desde aproximadamente 11 días después de la concepción y su concentración se duplica aproximadamente cada 48 a 72 horas en las primeras etapas del embarazo. Esta característica hace que la b-HCG sea la base de las pruebas de embarazo.

La estructura de la b-HCG se compone de dos subunidades: la subunidad alfa y la subunidad beta.

La subunidad alfa es casi idéntica a las subunidades alfa de otras hormonas glicoproteicas, como la hormona luteinizante (LH), la hormona estimulante del folículo (FSH) y la hormona estimulante de la tiroides (TSH).

Sin embargo, la subunidad beta es única para la HCG, lo que permite que las pruebas específicas de embarazo diferencien la b-HCG de las otras hormonas.

La función principal de la b-HCG en el embarazo temprano es mantener el cuerpo lúteo en el ovario, lo que permite la producción continua de progesterona y otras hormonas necesarias para mantener el revestimiento uterino y la implantación del embrión. A medida que la placenta se desarrolla, comienza a producir suficiente progesterona por sí misma, y la necesidad de b-HCG disminuye. Sin embargo, la b-HCG sigue desempeñando un papel en la modulación del sistema inmune de la madre para proteger al feto en desarrollo.

Además de su papel en el embarazo, la b-HCG también tiene aplicaciones importantes en la medicina reproductiva y el diagnóstico de ciertos tipos de cáncer. En el contexto de la infertilidad, la b-HCG se utiliza comúnmente en los tratamientos de reproducción asistida para inducir la ovulación. En los hombres, se utiliza en el tratamiento de la infertilidad hipogonadotrópica para estimular la producción de testosterona y espermatogénesis.

En oncología, los niveles elevados de b-HCG pueden ser indicativos de ciertos tipos de cáncer, especialmente los cánceres de células germinales como el coriocarcinoma, el carcinoma embrionario, el seminoma y otros tumores testiculares y ováricos. La medición de b-HCG es una herramienta diagnóstica crucial en estos contextos, y los niveles de b-HCG también se utilizan para monitorear la respuesta al tratamiento y la detección de recurrencias.

Los métodos para medir la b-HCG incluyen ensayos inmunoquímicos como el inmunoensayo enzimático (EIA), el inmunoensayo de quimioluminiscencia (CLIA) y el inmunoensayo de fluorescencia (FIA). Estos ensayos pueden detectar y cuantificar niveles muy bajos de b-HCG en suero y orina, proporcionando información precisa y fiable para el diagnóstico y la monitorización clínica.

Es importante destacar que la interpretación de los niveles de b-HCG debe ser realizada en el contexto del estado clínico del paciente. Por ejemplo, en el embarazo temprano, los niveles de b-HCG se esperan que aumenten de manera exponencial; sin embargo, un aumento lento puede indicar un embarazo ectópico o un aborto espontáneo. En el caso de cánceres de células germinales, un aumento en los niveles de b-HCG después del tratamiento puede sugerir recurrencia o resistencia al tratamiento.

En el ámbito de la investigación, la b-HCG también ha sido objeto de estudio por sus posibles roles en otras condiciones patológicas y fisiológicas. Se ha investigado su papel en la modulación del sistema inmune, su relación con enfermedades autoinmunes y su potencial uso como biomarcador en diversas condiciones de salud. Además, la b-HCG ha sido evaluada como un posible agente terapéutico en la inmunoterapia del cáncer debido a su capacidad para influir en la respuesta inmune del cuerpo.

La b-HCG también tiene un papel en ciertas condiciones no malignas, como los molares hidatiformes y la enfermedad trofoblástica gestacional, donde los niveles anormalmente altos de b-HCG pueden indicar estas condiciones. El monitoreo cuidadoso de los niveles de b-HCG es esencial en estos casos para asegurar un diagnóstico preciso y una gestión adecuada.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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