DICCIONARIO MÉDICO
Balance glomérulo-tubular
El balance glomérulo-tubular es un mecanismo fisiológico crítico que se refiere a la capacidad del túbulo renal de ajustar su reabsorción de solutos y agua en respuesta a cambios en la filtración glomerular (FG). Este mecanismo es esencial para mantener la homeostasis del volumen y la composición de los fluidos corporales, asegurando que la reabsorción tubular se ajuste proporcionalmente a la cantidad de líquido filtrado por el glomérulo. El proceso de filtración glomerular ocurre en los glomérulos, que son estructuras especializadas en los riñones donde el plasma sanguíneo es filtrado para formar el ultrafiltrado glomerular. Este ultrafiltrado contiene agua y solutos como sodio, potasio, cloro, bicarbonato, glucosa, aminoácidos y urea. La cantidad de líquido que pasa del glomérulo a la cápsula de Bowman por unidad de tiempo se denomina tasa de filtración glomerular (TFG). El ultrafiltrado pasa luego a través del sistema tubular del nefrón, donde se reabsorben selectivamente el agua y los solutos necesarios, y se secreta el exceso de sustancias no deseadas. La reabsorción y secreción en los túbulos renales están reguladas por múltiples mecanismos hormonales y autocrinos/paracrinos que ajustan finamente el equilibrio de líquidos y electrolitos. El balance glomérulo-tubular es particularmente evidente en el túbulo proximal, donde se reabsorbe aproximadamente el 60-70% del sodio y el agua filtrados. Cuando aumenta la filtración glomerular, la cantidad de líquido y solutos que entra en el túbulo proximal también aumenta. Para mantener el equilibrio, el túbulo proximal incrementa proporcionalmente su reabsorción de estos componentes, evitando así una sobrecarga de fluido en los túbulos distales y los segmentos coleccionadores. Este mecanismo es crucial para prevenir grandes fluctuaciones en la excreción urinaria de agua y solutos cuando hay cambios en la filtración glomerular. Por ejemplo, si la TFG aumenta debido a un incremento en la presión arterial o a cambios en la resistencia arteriolar, el balance glomérulo-tubular asegura que la mayor parte del líquido adicional filtrado sea reabsorbido en el túbulo proximal. De esta manera, solo una pequeña fracción del aumento en la filtración se traduce en un incremento en el volumen de orina. El mecanismo subyacente al balance glomérulo-tubular incluye varios factores, como la presión oncótica del plasma en los capilares peritubulares y la acción de diversas moléculas señalizadoras. La presión oncótica, que es la presión ejercida por las proteínas plasmáticas, juega un papel crucial en la reabsorción de agua en el túbulo proximal. Cuando la TFG aumenta, la concentración de proteínas plasmáticas en los capilares peritubulares también aumenta, lo que incrementa la presión oncótica y favorece la reabsorción de agua. Además, las moléculas señalizadoras como la adenosina, el óxido nítrico y los prostanoides contribuyen a la regulación del tono arteriolar y la reabsorción tubular. La adenosina, por ejemplo, se libera en respuesta al aumento del flujo tubular y actúa sobre los receptores en las células yuxtaglomerulares y las células de la arteriola aferente, modulando la resistencia vascular y la filtración glomerular. El balance glomérulo-tubular también se ve influenciado por factores hormonales como la aldosterona, la angiotensina II y la hormona antidiurética (ADH). La aldosterona y la angiotensina II aumentan la reabsorción de sodio y agua en los túbulos distales y colectores, mientras que la ADH regula la reabsorción de agua en los túbulos colectores, ajustando la concentración de la orina. Es importante destacar que el balance glomérulo-tubular es un mecanismo local y no depende directamente de señales hormonales sistémicas, lo que permite una regulación rápida y precisa en respuesta a cambios agudos en la filtración glomerular. Sin embargo, los mecanismos hormonales pueden modificar la eficacia del balance glomérulo-tubular a largo plazo, ajustando la capacidad de reabsorción tubular y la resistencia vascular renal. En la práctica clínica, el balance glomérulo-tubular es relevante en diversas condiciones patológicas que afectan la función renal. Por ejemplo, en la insuficiencia cardíaca congestiva, la disminución del gasto cardíaco y la consiguiente reducción en la perfusión renal pueden alterar la filtración glomerular y la reabsorción tubular, contribuyendo a la retención de líquidos y la formación de edema. En pacientes con enfermedad renal crónica, la capacidad de los túbulos renales para ajustarse a los cambios en la filtración glomerular puede estar comprometida, lo que resulta en una regulación deficiente del volumen y la composición de los fluidos corporales. Esto puede llevar a complicaciones como la sobrecarga de volumen, la hipertensión y los desequilibrios electrolíticos. El estudio del balance glomérulo-tubular también tiene implicaciones en la farmacología renal. Muchos fármacos diuréticos, por ejemplo, actúan inhibiendo la reabsorción de sodio y agua en diferentes segmentos del túbulo renal. Comprender cómo estos fármacos afectan el balance glomérulo-tubular es esencial para optimizar su uso en el tratamiento de condiciones como la hipertensión y la insuficiencia cardíaca. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es el balance glomérulo-tubular?
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