DICCIONARIO MÉDICO
Otitis externa
¿Qué es la otitis externa? La otitis externa, comúnmente conocida como infección del oído externo, es una inflamación del conducto auditivo externo, que puede extenderse al tímpano. Abarca desde casos leves, caracterizados por inflamación y dolor, hasta formas más graves, como la otitis externa necrotizante o maligna. Su prevalencia es global, afectando a individuos de todas las edades, aunque con una incidencia mayor en climas cálidos y húmedos, así como en aquellos que frecuentan piscinas o practican natación, lo que le ha valido el apodo de "oído de nadador". La etiología de la otitis externa es multifactorial, siendo la más común la infección por bacterias, principalmente Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus. Los hongos, aunque menos frecuentes, también pueden ser causantes, especialmente en climas tropicales o en casos crónicos. Factores predisponentes incluyen la humedad, que favorece el crecimiento microbiano; traumatismos, ya sean autoinfligidos por limpieza inadecuada del oído o por dispositivos intraauriculares; y condiciones de la piel como dermatitis, que alteran la barrera cutánea y facilitan la infección. La patogénesis de la otitis externa comienza con la alteración de la piel del conducto auditivo externo, lo que permite la colonización e invasión por patógenos. La respuesta inflamatoria a esta invasión produce los síntomas característicos: dolor, que se exacerba con la manipulación del pabellón auricular o con la presión sobre el trago; enrojecimiento y edema del conducto; secreción ótica, que puede ser purulenta en infecciones bacterianas; y en casos severos, fiebre y linfadenopatía regional. El diagnóstico de la otitis externa se basa predominantemente en la historia clínica y el examen físico, observando los signos y síntomas descritos. La otoscopia permite evaluar el estado del conducto auditivo externo y del tímpano. En situaciones atípicas o resistentes al tratamiento, pueden ser necesarios cultivos para identificar el agente etiológico específico y ajustar la terapia antimicrobiana. El tratamiento de la otitis externa se dirige a aliviar el dolor, reducir la inflamación y erradicar la infección. Las medidas iniciales incluyen la limpieza cuidadosa del conducto auditivo para eliminar detritos y exudados, seguida de la aplicación de gotas óticas que combinan antibióticos con corticosteroides. En casos de otitis externa difusa o cuando se sospecha de otitis externa maligna, especialmente en pacientes diabéticos o inmunocomprometidos, puede ser necesaria la administración de antibióticos sistémicos. La intervención quirúrgica se reserva para casos complicados que no responden al tratamiento conservador. La prevención juega un papel crucial en la gestión de la otitis externa, e incluye medidas como evitar la introducción de objetos extraños en el oído, mantener los oídos secos, utilizando tapones durante el baño o la natación, y secar cuidadosamente los oídos después de la exposición al agua. La aplicación de gotas ácidas profilácticas en individuos susceptibles puede ser beneficiosa para mantener el pH ácido del conducto auditivo, creando un ambiente desfavorable para el crecimiento de patógenos. © Clínica Universidad de Navarra 2023
¿Quiere estar al día sobre temas de salud?
Reciba el boletín de la Clínica para estar al día de novedades y avances médicos