DICCIONARIO MÉDICO
Otitis externa maligna
La otitis externa maligna es una infección grave del conducto auditivo externo, que se extiende al hueso temporal y otras estructuras óseas adyacentes, y en ocasiones puede comprometer los nervios craneales. Aunque el término "maligna" sugiere una condición cancerosa, en este contexto se refiere a la severidad y potencial destructividad de la infección, más que a su naturaleza neoplásica. Esta enfermedad es más común en pacientes con diabetes mellitus y en aquellos con sistemas inmunitarios comprometidos, como personas que reciben quimioterapia o aquellos con inmunodeficiencia, incluido el VIH/SIDA. La otitis externa maligna se caracteriza por un inicio insidioso de dolor ótico que puede ser intenso y a menudo empeora por la noche. El dolor es desproporcionado al examen físico inicial y puede estar acompañado de otorrea (secreción ótica), hipoacusia (pérdida de audición) y, en etapas avanzadas, parálisis facial debido a la afectación del nervio facial. La infección es causada predominantemente por Pseudomonas aeruginosa, un patógeno conocido por su resistencia a múltiples antibióticos y su capacidad para provocar enfermedades graves. El diagnóstico de la otitis externa maligna requiere una alta sospecha clínica, especialmente en los grupos de riesgo mencionados. Se confirma mediante la combinación de hallazgos clínicos, estudios de laboratorio que muestran elevación de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular (VSG), y técnicas de imagen como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), que muestran erosión ósea e involucramiento de tejidos blandos. Además, es fundamental la toma de cultivos del exudado del oído para identificar el agente causal y sus patrones de sensibilidad a los antibióticos. El tratamiento de la otitis externa maligna es complejo y requiere un enfoque multidisciplinar. El manejo inicial incluye el uso de antibióticos de amplio espectro administrados por vía parenteral, con frecuencia ciprofloxacina u otro antibiótico con actividad contra Pseudomonas aeruginosa. La terapia antibiótica debe ajustarse según los resultados de los cultivos y su duración a menudo se extiende por varias semanas o meses para asegurar la erradicación completa de la infección. Además del tratamiento antimicrobiano, es crucial el desbridamiento quirúrgico de los tejidos necróticos y la estabilización del estado general del paciente, especialmente el control de la glucemia en diabéticos, para optimizar las defensas del huésped contra la infección. La otitis externa maligna presenta varios desafíos en su manejo, incluida la necesidad de una terapia antimicrobiana prolongada que puede estar asociada con efectos secundarios y la dificultad de erradicar completamente la infección en presencia de tejido óseo necrótico. La vigilancia continua y el seguimiento son esenciales para detectar la respuesta al tratamiento y la aparición de posibles complicaciones, como la extensión de la infección a la base del cráneo, lo que puede resultar en meningitis, abscesos cerebrales o afectación de otros nervios craneales. La prevención de la otitis externa maligna implica el manejo adecuado de las condiciones predisponentes, como el control estricto de la diabetes mellitus y la atención a la salud del oído en pacientes con inmunosupresión. La educación sobre la higiene del oído y la evitación de prácticas que puedan dañar el conducto auditivo externo, como el uso de hisopos de algodón, también son importantes. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la otitis externa maligna?
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