DICCIONARIO MÉDICO
Otitis seromucosa
La otitis seromucosa, también conocida como otitis media con efusión, es una condición médica que se caracteriza por la acumulación de líquido seromucoso en el oído medio, sin presencia de infección aguda. Esta patología puede afectar tanto a niños como a adultos, aunque es más común en la población pediátrica, siendo una de las principales razones de consulta médica y de intervención quirúrgica en este grupo de edad. La otitis seromucosa se distingue de otras formas de otitis media por su curso clínico, etiología y manejo, y su comprensión es fundamental para el abordaje adecuado de los pacientes afectados. Desde el punto de vista fisiopatológico, la otitis seromucosa se origina por una disfunción de la trompa de Eustaquio, el conducto que conecta el oído medio con la nasofaringe y permite la ventilación y drenaje del espacio timpánico. La disfunción de la trompa puede ser el resultado de procesos inflamatorios, alérgicos, infecciosos o incluso anatómicos, que impiden la adecuada aireación del oído medio y facilitan la acumulación de líquido. Este líquido, inicialmente seroso, puede volverse más viscoso con el tiempo, dificultando aún más su resolución y pudiendo afectar la audición. Los síntomas de la otitis seromucosa pueden variar desde una sensación de plenitud o presión en el oído, disminución auditiva, hasta autofonía (escuchar la propia voz de manera anormal). En muchos casos, especialmente en niños pequeños, la enfermedad puede ser asintomática y detectarse únicamente durante una exploración rutinaria o ante la búsqueda de una causa de hipoacusia o retraso en el lenguaje. El diagnóstico de la otitis seromucosa se basa en la historia clínica y el examen físico, complementado con estudios de imagen y audiometría. La otoscopia neumática, que permite evaluar la movilidad del tímpano ante cambios de presión, es una herramienta diagnóstica clave. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a la timpanometría para evaluar de forma objetiva la función de la trompa de Eustaquio y la presencia de líquido en el oído medio. La audiometría tonal y vocal puede ayudar a determinar el grado de afectación auditiva. El tratamiento de la otitis seromucosa tiene como objetivos aliviar los síntomas, restablecer la ventilación del oído medio y prevenir complicaciones a largo plazo, como la pérdida auditiva permanente. En muchos casos, el abordaje inicial es expectante, dado que la condición puede resolverse espontáneamente en semanas o meses. Sin embargo, en situaciones en las que la otitis seromucosa persiste más allá de tres meses, afecta significativamente la audición, o se asocia a complicaciones, pueden considerarse intervenciones más activas. Entre las opciones terapéuticas se incluyen la administración de corticosteroides nasales para reducir la inflamación de la trompa de Eustaquio, el uso de autoinflado mediante dispositivos específicos para mejorar la función tubárica, y la cirugía, que puede contemplar la colocación de tubos de ventilación en el tímpano (miringotomía con colocación de tubos) o la adenoidectomía, especialmente en casos asociados a hipertrofia adenoidea que contribuye a la obstrucción tubárica. La prevención de la otitis seromucosa incluye medidas generales como el control de factores alérgicos, el manejo adecuado de las infecciones respiratorias altas y la promoción de la salud nasal. Asimismo, es importante la educación de los pacientes y sus familias sobre la importancia de la detección temprana y el seguimiento adecuado de esta condición, especialmente en poblaciones de riesgo como los niños pequeños. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la otitis seromucosa?
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