DICCIONARIO MÉDICO
Parasitaria
La parasitaria, en el contexto médico, hace referencia a una condición patológica causada por organismos parásitos. Estos organismos, que pueden ser protozoos, helmintos o ectoparásitos, viven y se alimentan de otro organismo, conocido como el huésped, causándole daño. La interacción entre el parásito y el huésped puede variar desde una infección leve hasta una enfermedad grave, dependiendo del tipo de parásito, la carga parasitaria, el estado de salud del huésped y otros factores ambientales y genéticos. Los parásitos son organismos que dependen de otro organismo para sobrevivir. Algunos parásitos son relativamente inofensivos y pueden coexistir con el huésped sin causar enfermedades significativas, pero otros pueden causar una variedad de enfermedades, algunas de las cuales pueden ser graves y, en casos extremos, mortales. Las enfermedades parasitarias son un gran problema de salud pública en muchas partes del mundo, especialmente en regiones tropicales y subtropicales, donde las condiciones ambientales favorecen la supervivencia y transmisión de estos organismos. Los protozoos son un grupo de microorganismos unicelulares que pueden causar enfermedades como la malaria, la amebiasis y la giardiasis. Estos parásitos pueden transmitirse a través del agua contaminada, alimentos, vectores como mosquitos o contacto directo. Por ejemplo, la malaria es causada por el parásito Plasmodium y se transmite a través de la picadura de mosquitos Anopheles infectados. Esta enfermedad es responsable de una significativa morbilidad y mortalidad en todo el mundo, especialmente en África subsahariana. Los helmintos, o gusanos parásitos, incluyen organismos como nematodos (gusanos redondos), cestodos (gusanos planos) y trematodos (duelas). Estos parásitos pueden infectar el tracto gastrointestinal, el hígado, los pulmones y otros tejidos. Enfermedades como la ascariasis, la esquistosomiasis y la teniasis son causadas por diferentes tipos de helmintos. La transmisión de estos parásitos a menudo implica la ingestión de huevos o larvas presentes en alimentos o agua contaminados, o en el caso de la esquistosomiasis, a través del contacto con agua dulce contaminada. Los ectoparásitos, como los piojos y las garrapatas, viven en la superficie del huésped y se alimentan de su sangre. Estos parásitos no solo causan incomodidad y problemas dermatológicos, sino que también pueden ser vectores de enfermedades graves. Por ejemplo, las garrapatas son conocidas por transmitir enfermedades como la enfermedad de Lyme y la fiebre manchada de las Montañas Rocosas. El diagnóstico de enfermedades parasitarias implica el uso de técnicas microscópicas para identificar los parásitos o sus huevos y larvas en muestras de heces, sangre, tejidos y otros fluidos corporales. Además, las pruebas serológicas que detectan anticuerpos específicos contra parásitos pueden ser útiles, especialmente en infecciones crónicas o sistémicas. El tratamiento de las enfermedades parasitarias varía según el tipo de parásito y la gravedad de la infección. Los medicamentos antiparasitarios, como los antihelmínticos y los antiprotozoarios, se utilizan para tratar estas infecciones. Sin embargo, la resistencia a los medicamentos y la falta de acceso a tratamientos efectivos siguen siendo desafíos significativos en muchas partes del mundo. La prevención de enfermedades parasitarias incluye medidas como el saneamiento adecuado, el acceso a agua potable, la higiene personal y alimentaria, y el control de vectores. En algunas áreas, la profilaxis con medicamentos antiparasitarios puede ser recomendada, especialmente para viajeros a regiones donde las infecciones parasitarias son endémicas. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es parasitaria?
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