DICCIONARIO MÉDICO
Respiración artificial
La respiración artificial es un proceso mediante el cual se utiliza un dispositivo o técnica para ayudar o reemplazar la función natural de los pulmones cuando estos no son capaces de realizar adecuadamente el intercambio gaseoso necesario para mantener la vida. En el contexto clínico, la respiración es un proceso que implica la inhalación y exhalación de aire, asegurando que el oxígeno y el dióxido de carbono sean adecuadamente intercambiados entre la atmósfera y el torrente sanguíneo. Esta función es crítica para la supervivencia, y cualquier interrupción o insuficiencia en este proceso puede tener consecuencias potencialmente mortales. En situaciones donde la respiración es comprometida, la intervención médica mediante respiración artificial puede ser necesaria. Existen diversas causas que pueden llevar a la necesidad de la respiración artificial. Estas causas incluyen, pero no se limitan a, traumatismos que afectan la capacidad pulmonar, enfermedades neuromusculares que comprometen la función del diafragma o los músculos respiratorios, enfermedades pulmonares que afectan directamente la estructura o función de los pulmones, y situaciones donde el control central de la respiración es alterado, como en el caso de una sobredosis de drogas o lesiones cerebrales. El método por el cual se lleva a cabo la respiración artificial ha evolucionado significativamente con el tiempo. Desde los primeros intentos de respiración boca a boca hasta la sofisticada tecnología de los ventiladores modernos, la evolución ha sido impulsada por la necesidad y la innovación científica. La elección del método dependerá de la situación clínica específica, la causa subyacente de la insuficiencia respiratoria y el equipo disponible. Uno de los métodos más reconocidos de respiración artificial es el uso de ventiladores mecánicos. Estos dispositivos funcionan al enviar aire, enriquecido o no con oxígeno, a los pulmones bajo cierta presión. Esta presión puede ser cíclica, como en el caso de los ventiladores de volumen, o constante, como en el caso de los ventiladores de presión. El aire es llevado a los pulmones y luego exhalado, ya sea activamente por el ventilador o pasivamente por el propio paciente. Es importante mencionar que la introducción de un ventilador mecánico en el tratamiento de un paciente no está exenta de riesgos. La barotrauma, que es el daño a los pulmones debido a la presión excesiva, es una complicación potencial. Además, la ventilación mecánica prolongada puede llevar a la atrofia de los músculos respiratorios, lo que puede complicar el proceso de destete del ventilador cuando se intenta que el paciente respire por sí mismo nuevamente. Además de los ventiladores, existen otros métodos de respiración artificial que pueden ser empleados según la situación. La oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) es un método que se utiliza en casos extremadamente graves, donde incluso la ventilación mecánica es insuficiente. ECMO implica la extracción de sangre del cuerpo, su oxigenación fuera del cuerpo y luego su reintroducción. Este proceso permite oxigenar la sangre sin pasar por los pulmones, ofreciendo a estos un descanso y permitiendo su recuperación. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la respiración artificial?
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