DICCIONARIO MÉDICO
Rinitis atrófica
La rinitis atrófica es una enfermedad crónica de la mucosa nasal caracterizada por adelgazamiento y atrofia del epitelio y las glándulas de la mucosa nasal, así como una disminución o ausencia de cilios. Esta condición lleva a una ampliación del espacio nasal y a una sequedad persistente, lo que resulta en la formación de costras y, en ocasiones, a un olor desagradable denominado ozena. Esta enfermedad puede ser primaria, donde la causa es desconocida, o secundaria, donde se asocia con diversas afecciones o factores. En términos simples, la mucosa nasal, que es la capa que recubre el interior de nuestras narices y ayuda a filtrar, calentar y humedecer el aire que respiramos, comienza a deteriorarse. La función ciliar, vital para mover el moco y las partículas atrapadas hacia la parte posterior de la nariz, se ve comprometida, lo que lleva a una acumulación de secreciones y partículas en la nariz. La etiología exacta de la rinitis atrófica primaria sigue siendo un área de investigación, pero se cree que factores genéticos, infecciosos y ambientales pueden desempeñar un papel. Se han identificado algunas bacterias, como Klebsiella ozaenae y Proteus mirabilis, en asociación con esta condición. Además, hay evidencia de que factores autoinmunes pueden estar involucrados en algunos pacientes. Por otro lado, la rinitis atrófica secundaria puede ser consecuencia de infecciones repetidas, cirugías nasales previas, radioterapia, uso excesivo de medicamentos tópicos nasales, entre otros factores. Los síntomas más comunes de la rinitis atrófica incluyen sequedad nasal, obstrucción nasal a pesar de una cavidad nasal amplia, formación de costras, epistaxis (sangrado nasal) y, en casos avanzados, ozena. Es importante destacar que la presencia de ozena, que es un olor desagradable proveniente de la nariz, es un síntoma bastante distintivo de esta enfermedad, aunque no todos los pacientes lo presentan. El diagnóstico de la rinitis atrófica se basa en la historia clínica del paciente, el examen físico y, en ocasiones, pruebas complementarias como la endoscopia nasal, cultivos y biopsias. Es esencial descartar otras afecciones que puedan causar síntomas similares, como la sinusitis crónica, tumores nasales o enfermedades granulomatosas. El tratamiento de la rinitis atrófica es principalmente sintomático y va dirigido a aliviar la sequedad y reducir la formación de costras. Las medidas generales incluyen la limpieza regular de la nariz para eliminar las costras y la aplicación de soluciones salinas o aceites para mantener la humedad. Los antibióticos tópicos o sistémicos pueden ser útiles en caso de infecciones secundarias. En casos graves o refractarios, se pueden considerar opciones quirúrgicas, aunque estas no siempre son efectivas y no están exentas de complicaciones. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la rinitis atrófica?
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