DICCIONARIO MÉDICO
Rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que se manifiesta principalmente en el rostro, caracterizada por enrojecimiento, vasos sanguíneos visibles en la superficie de la piel y, en ocasiones, por la aparición de pápulas y pústulas similares a las del acné. Es una patología que puede ser confundida con otras afecciones cutáneas debido a la similitud en algunos de sus síntomas. La rosácea afecta en mayor medida a personas de piel clara, y aunque puede presentarse en cualquier adulto, es más común en mujeres de mediana edad. La etiología exacta de la rosácea es desconocida, aunque existen varias teorías. Algunos expertos creen que la rosácea puede ser el resultado de una reacción vascular anómala en la piel, mientras que otros sugieren que puede ser causada por microorganismos presentes en la piel. Se ha planteado también la posibilidad de que los ácaros del género Demodex, que viven en los folículos pilosos, puedan desempeñar un papel en su aparición. Además, factores externos, como la exposición al sol, el calor, el estrés, el alcohol, comidas picantes y ciertos medicamentos, pueden exacerbar los síntomas. Aunque la rosácea puede manifestarse de diversas formas, existen varios subtipos clínicos que se distinguen por sus características y síntomas. El enrojecimiento facial persistente es una característica común a todos ellos. Los subtipos incluyen la rosácea eritemato-telangiectásica, que se manifiesta con enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles; la rosácea papulopustular, con pápulas y pústulas; la rosácea fimatosa, que se caracteriza por engrosamiento de la piel, especialmente en la nariz; y la rosácea ocular, que afecta los ojos y puede causar síntomas como ojos rojos, sequedad y sensación de cuerpo extraño. El diagnóstico de la rosácea se basa principalmente en el examen clínico. La observación de las características y la ubicación de las lesiones en el rostro son generalmente suficientes para establecer el diagnóstico. No existen pruebas específicas de laboratorio para la rosácea, aunque en ocasiones se pueden realizar biopsias cutáneas para descartar otras afecciones con síntomas similares. El tratamiento de la rosácea tiene como objetivo controlar los síntomas y mejorar la apariencia de la piel. Es importante que los pacientes comprendan que, aunque la rosácea puede ser controlada, actualmente no tiene cura definitiva. La elección del tratamiento dependerá del subtipo de rosácea y de la severidad de los síntomas. Las opciones terapéuticas incluyen medicamentos tópicos como metronidazol, ácido azelaico e ivermectina; medicamentos orales como tetraciclinas, isotretinoína y betabloqueantes; y procedimientos dermatológicos como la terapia con luz pulsada y láser para tratar el enrojecimiento y los vasos sanguíneos visibles. Además de los tratamientos médicos, es esencial que los pacientes con rosácea sigan algunas recomendaciones para el cuidado de su piel. Es importante evitar factores desencadenantes conocidos, usar protector solar a diario, elegir productos de cuidado de la piel adecuados para piel sensible y evitar el uso excesivo de productos que contengan alcohol, hamamelis, fragancias, mentol, entre otros ingredientes que pueden irritar la piel. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la rosácea?
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