DICCIONARIO MÉDICO

Sensibilidad propioceptiva

¿Qué es la sensibilidad propioceptiva?

La sensibilidad propioceptiva es un componente esencial de la percepción somatosensorial, que engloba la capacidad de un individuo para discernir la posición y el movimiento de su propio cuerpo sin necesidad de información visual. Esta modalidad sensorial, que juega un papel vital en la coordinación de los movimientos, el equilibrio y la conciencia corporal, tiene implicaciones importantes en una amplia gama de contextos médicos, desde la neurología y la fisioterapia hasta la medicina del deporte y la rehabilitación.

La sensibilidad propioceptiva es mediada por una variedad de receptores sensoriales, conocidos como propioceptores, que se encuentran en los músculos, los tendones, las articulaciones y los ligamentos. Estos receptores incluyen los husos musculares, que detectan los cambios en la longitud del músculo y la velocidad de dicho cambio, y los órganos tendinosos de Golgi, que perciben la tensión y la fuerza de la contracción muscular. Juntos, estos propioceptores proporcionan una retroalimentación constante sobre el estado de tensión, estiramiento y contracción de los músculos y tendones, y sobre la posición y el movimiento de las articulaciones, que es procesada e interpretada por el sistema nervioso central para generar una representación precisa y actualizada de la posición y el movimiento del cuerpo.

En el sistema nervioso central, la información propioceptiva es procesada e integrada en varias áreas, incluyendo la médula espinal, el cerebelo, el tálamo y la corteza somatosensorial. En cada uno de estos niveles, la información propioceptiva se combina con la información sensorial de otras modalidades, como la visión y el equilibrio, para crear una percepción multisensorial del cuerpo en el espacio y en movimiento.

En el contexto clínico, la evaluación de la sensibilidad propioceptiva puede proporcionar información valiosa sobre la integridad y el funcionamiento del sistema nervioso periférico y central, y puede ser crucial para el diagnóstico y el seguimiento de diversas enfermedades y trastornos. Por ejemplo, una disminución de la sensibilidad propioceptiva puede ser un signo de daño o enfermedad en los nervios periféricos, la médula espinal o el cerebelo, y puede ser observada en condiciones como la neuropatía periférica, la esclerosis múltiple, el accidente cerebrovascular y las lesiones de la médula espinal. Asimismo, la pérdida de la sensibilidad propioceptiva puede contribuir a la alteración de la coordinación motora y el equilibrio, a menudo observada en estos y otros trastornos neurológicos.

El tratamiento de las alteraciones de la sensibilidad propioceptiva generalmente se centra en la rehabilitación neurológica, que puede incluir fisioterapia y terapia ocupacional para mejorar la función motora y la conciencia corporal, así como la reeducación y el entrenamiento del equilibrio. También pueden utilizarse estrategias de gestión del dolor y la inflamación, si están presentes. Además, en algunos casos, puede ser beneficioso utilizar dispositivos de asistencia o adaptaciones ambientales para mejorar la seguridad y la funcionalidad en las actividades de la vida diaria.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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