DICCIONARIO MÉDICO
Tuberculoide
El término tuberculoide se utiliza comúnmente en el contexto de la lepra, una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae. La lepra tuberculoide es uno de los dos polos principales de la enfermedad, con el polo lepromatoso en el extremo opuesto del espectro y varias formas de la enfermedad que caen en el continuo entre estos dos polos. Esta clasificación se basa en la respuesta inmunitaria del cuerpo a la infección. En la lepra tuberculoide, el sistema inmunológico del cuerpo es capaz de montar una respuesta fuerte y efectiva contra la bacteria. Como resultado, la carga bacteriana en el cuerpo es baja, y los síntomas de la enfermedad son generalmente menos graves que en la lepra lepromatosa. Los pacientes con lepra tuberculoide generalmente presentan unas pocas lesiones cutáneas bien definidas y asimétricas que son más claras que la piel circundante y tienen una superficie seca y escamosa. Estas lesiones pueden tener pérdida de la sensibilidad al tacto, al calor o al frío debido a la afectación de los nervios periféricos. Otros síntomas pueden incluir debilidad muscular y pérdida de la función muscular, particularmente en las manos y los pies. Una característica clave de la lepra tuberculoide es la presencia de granulomas tuberculoides en la piel y los nervios periféricos. Los granulomas son estructuras de tejido que se forman cuando el sistema inmunológico intenta aislar sustancias extrañas, en este caso, las bacterias de la lepra. En los granulomas tuberculoides, se pueden observar células inflamatorias, incluyendo linfocitos y células gigantes de Langhans, alrededor de un centro de necrosis caseosa. Para diagnosticar la lepra tuberculoide, los médicos pueden realizar un examen físico, pruebas de sensibilidad en las lesiones cutáneas, y una biopsia de la piel para examinar los granulomas tuberculoides. Sin embargo, las pruebas de detección directa de la bacteria, como la tinción de Ziehl-Neelsen, a menudo son negativas debido a la baja carga bacteriana. El tratamiento de la lepra tuberculoide generalmente implica una combinación de medicamentos antimicrobianos, incluyendo dapsona y rifampicina, durante seis a doce meses. Es importante comenzar el tratamiento lo más pronto posible para prevenir el daño permanente a los nervios y los músculos. En algunos casos, también puede ser necesaria la fisioterapia para mejorar la función muscular. Aunque la lepra es una enfermedad que ha sido controlada en gran parte del mundo gracias a los esfuerzos de detección y tratamiento temprano, todavía existe en algunas áreas y puede tener consecuencias graves si no se trata. La lepra tuberculoide, a pesar de ser menos grave que la lepra lepromatosa, todavía puede llevar a la discapacidad y la marginación si no se maneja adecuadamente. Por lo tanto, es crucial seguir trabajando para aumentar la conciencia sobre esta enfermedad y garantizar el acceso a la atención médica para todos los afectados. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es tuberculoide?
¿Quiere estar al día sobre temas de salud?
Reciba el boletín de la Clínica para estar al día de novedades y avances médicos