Los avances en las técnicas de imagen cerebral amplían el número de pacientes epilépticos candidatos a cirugía
Según indican los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra, entre el 30 y 40% de las personas con epilepsia no responden de forma adecuada a los tratamiento farmacológicos
23 de mayo de 2019
El progreso en el campo de la neuroimagen, con equipos de diagnóstico capaces de obtener imágenes más precisas de la lesión, ha permitido que se incremente el número de pacientes con epilepsia que pueden ser candidatos a la cirugía. Un tratamiento, como explican los especialistas del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, capaz de curar en algunos casos las crisis o de reducir de forma significativa su cuantía.
“En los últimos años se han producido avances muy importantes en este campo. Por una parte, las mejoras en las técnicas de imagen por resonancia magnética nos están permitiendo detectar pequeñas lesiones cerebrales responsables de las crisis epilépticas, lo que abre la posibilidad de cirugía a muchos pacientes. Mientras, los avances en neurofisiología nos posibilitan estudiar casos de epilepsia más complejos y localizar con más exactitud el foco epileptógeno (donde se originan las crisis). Por ejemplo, las técnicas mínimamente invasivas de colocación del electroencefalograma intracraneal”, reconoce la Dra. María Centeno, especialista del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra.
Hasta uno de cada cien
Hasta el 1% de la población puede sufrir una crisis epiléptica a lo largo de su vida. En la actualidad, se estima que la epilepsia afecta a 50 millones de personas en el mundo, mientras que en España se calcula que la padecen 400.000 personas. La variedad en su tipología conlleva la necesidad de un diagnóstico y tratamiento personalizados. A pesar de ello, entre un 30 y 40% de los pacientes no responden bien a los fármacos, que no consiguen frenar las crisis.
Precisamente, a ese grupo de pacientes, junto a aquellos que tienen epilepsia de tipo focal (que comienza en una zona concreta del cerebro), es a quienes se recomienda la intervención quirúrgica. “La cirugía de la epilepsia incluye un amplio rango de técnicas quirúrgicas en función del tipo de epilepsia que padezca el paciente. Por ello, solo se lleva a cabo tras realizar estudios exhaustivos que confirmen que el paciente se pueda beneficiar de dicha intervención”, señala la Dra. Sonia Tejada, neurocirujana de la Clínica.
La especialista destaca “las modernas técnicas mínimamente invasivas que incluye actualmente esta cirugía y, entre ellas, las desarrolladas gracias a las ventajas que aporta el empleo de la resonancia magnética intraoperatoria”.
Evitar riesgos en las funciones cerebrales
La intervención quirúrgica consiste en la resección del foco epileptógeno, es decir, de la zona originaria del cerebro causante de las crisis epilépticas. De esta forma, se busca curar la epilepsia sin ocasionar ninguna alteración en las funciones neurológicas del paciente. Se trata de un procedimiento seguro y programado, ya que la cirugía es planificada tras la evaluación detallada de cada caso.
“Desde el punto de vista quirúrgico, es una operación segura en la que los posibles riesgos dependen directamente de la zona cerebral intervenida. Sin embargo, en cada caso se estudia si la cirugía puede tener un efecto en las funciones cerebrales, por lo que solo se ofrece en aquellos casos en los que el procedimiento es seguro y no compromete funciones cerebrales significativas”, apunta la Dra. Centeno.
Vida activa
Esta enfermedad neurológica, producida por la disfunción de la transmisión de los impulsos eléctricos entre las neuronas, se caracteriza por episodios bruscos y de breve duración. Según la intensidad y asiduidad de estas crisis, los pacientes ven afectadas sus actividades diarias en mayor o menor medida.
“El mayor consejo que ofrecemos a este respecto es que la persona con epilepsia lleve una vida lo más activa posible. No obstante, somos conscientes de ciertas limitaciones en la vida diaria como conducir (por ley, tiene que estar al menos un año libre de crisis), realizar deportes de riesgo o, en el ámbito laboral, ejercer determinadas profesiones”, admite el Dr. Asier Gómez, especialista del Departamento de Neurología de la Clínica.