Dra. Toscano: “Las personas alérgicas pueden mejorar su calidad de vida”
La especialista en Alergología e Inmunología Clínica destaca la importancia del conocimiento y el apoyo de profesionales médicos en el manejo de las alergias para alcanzar un mayor bienestar.
10 de abril de 2024
Las alergias, un fenómeno cada vez más común en nuestra sociedad, son respuestas anómalas de nuestro sistema inmune frente a sustancias o antígenos aparentemente inofensivos para la mayoría de la población. La Dra. Teresa Toscano, especialista en Alergología e Inmunología Clínica en CUN Madrid, explica los tipos de alergia, cómo afectan a la calidad de vida de los pacientes y cómo minimizar su impacto en la vida cotidiana.
Existen cuatro tipos de alergia: respiratoria, provocada por los pólenes, los ácaros del polvo, las esporas de hongos de la humedad, los epitelios de animales, entre otros aeroalergenos; alimentaria, derivada de alimentos como la leche, los huevos, el gluten o los frutos secos; farmacológica, comúnmente causada por medicamentos antiinflamatorios y antibióticos; y dermatológica, derivada del contacto con detergentes, látex, pesticidas o productos cosméticos.
“Algunas personas tienen una predisposición genética a las alergias, o atopia, que viene condicionada por elementos externos. Por un lado, está la teoría de la higiene, que sugiere que el aumento de enfermedades alérgicas está relacionado con la menor exposición a gérmenes, consecuencia de una higiene excesiva en la infancia, el uso de vacunas desde una edad temprana, la disminución del contacto con la naturaleza y la baja exposición a agentes infecciosos, más frecuente entre hijos únicos. Por otro lado, existen factores ambientales como el cambio climático, que alarga los periodos de polinización; y la contaminación, teniendo en cuenta que las partículas de diésel actúan como vehículos transportadores de aeroalérgenos hacia nuestras vías respiratorias”.
El impacto de las alergias en la vida diaria
“Las alergias condicionan claramente la calidad de vida de nuestros pacientes. Dependiendo de la sensibilidad a los alérgenos, pueden afectar a la vida social y al rendimiento físico y mental necesarios para desempeñar las tareas cotidianas”, añade la experta.
La conocida astenia primaveral, la congestión nasal, la irritación e inflamación ocular, la disnea y la tos, propias de las alergias respiratorias, pueden generar absentismo escolar y laboral. En los casos más graves, por ejemplo, los pacientes con asma, experimentan limitaciones en su actividad física y en su descanso nocturno. Incluso pueden precisar atenciones frecuentes en urgencias por crisis de broncoespasmo que podrían requerir ingreso hospitalario.
En cuanto a las alergias alimentarias, las restricciones dietéticas pueden afectar a la vida social y familiar. En casos extremos, la exposición accidental a ciertos alimentos puede desencadenar reacciones anafilácticas potencialmente mortales. Estos pacientes deben ser portadores de un autoinyector de adrenalina.
¿Cómo minimizar el impacto de las alergias ambientales?
Para controlar los síntomas de alergia, especialmente durante la primavera, se deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Seguir las alertas de pólenes en cada comunidad en la web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.
- En los días de alta polinización es recomendable no salir a la calle. Si es imposible, usa mascarilla y gafas de sol en el exterior.
- Evitar ventilar la casa a primera y a última hora del día, que es cuando hay mayor concentración de polen debido al descenso de las temperaturas.
- Realizar lavados nasales y oculares, a ser posible al volver a casa, para retirar el polen que ha quedado adherido a nuestro cuerpo. Terminar con una ducha con lavado de cabello incluido.
- Tratar los síntomas con la medicación recetada por un alergólogo.
Otras alternativas de tratamiento
La inmunoterapia o vacunación con alérgenos es el único tratamiento capaz de modificar el curso clínico de la alergia respiratoria, evitar su progresión y prevenir el desarrollo de asma cuando sólo se ve afectada la vía aérea alta. “Actualmente disponemos de herramientas que nos permiten crear vacunas personalizadas, lo que aumenta las probabilidades de éxito en la respuesta clínica, todo ello en beneficio del paciente”, añade la Dra. Toscano.
En este momento, la única vacuna disponible contra las alergias alimentarias es la del melocotón. Sin embargo, se están dando los primeros pasos para desarrollar la primera vacuna contra la alergia al cacahuete, que es la más letal de su categoría.
Otra alternativa para tratar las alergias alimentarias es la inmunoterapia oral (ITO), que consiste en la administración oral de pequeñas dosis de alérgenos -especialmente aquellos cuya evitación es difícil, como el huevo y la leche- hasta que el paciente alcance la tolerancia a una cantidad específica y acorde a su edad. “Una vez conseguida la desensibilización, el paciente debe mantener la ingesta regular del alimento. De lo contrario, la tolerancia podría perderse o disminuir significativamente”.
“Con el conocimiento adecuado y el apoyo de profesionales médicos, las personas alérgicas pueden mejorar su calidad de vida”, concluye la Dra. Toscano.