La estimulación direccional, un nuevo tratamiento más preciso para el trastorno de control de impulsos en la enfermedad de Parkinson
La Clínica Universidad de Navarra ha abierto un ensayo clínico para tratar este efecto secundario del tratamiento farmacológico para la enfermedad de Parkinson que mejoraría la eficacia de la estimulación, con menos efectos secundarios
10 de abril de 2019
La Clínica Universidad de Navarra ha iniciado un ensayo clínico para tratar el trastorno de control de impulsos (TCI) en pacientes con enfermedad de Parkinson mediante una cirugía de estimulación direccional del núcleo subtalámico (región cerebral del subtálamo). Un estudio, llevado a cabo por los Departamentos de Neurología y Neurocirugía, que avanza en la cirugía convencional empleada hasta ahora gracias a unos nuevos electrodos.
“Vamos a emplear un electrodo direccional en pacientes con trastorno de control de impulsos para comparar cuando estimulamos de la manera habitual (esférica) o de la manera direccional. Así, vamos a evaluar si la mejoría motora es igual o mayor al concentrar la energía de la estimulación en la zona motora del núcleo subtalámico y, si al mismo tiempo, evitamos los efectos secundarios que se pueden desencadenar al estimular zonas del núcleo subtalámico que tienen que ver con la conducta y la cognición”, explica la Dra. Mari Cruz Rodríguez Oroz, directora del Departamento de Neurología de la Clínica e impulsora del ensayo clínico.
Este nuevo método de estimulación consiste en concentrar los impulsos eléctricos en la zona motora, adaptando la direccionalidad de los electrodos a cada paciente. De esta forma, se evitaría incidir en otras zonas del núcleo que pueden provocar efectos en la flexibilidad cognitiva e, incluso, favorecer un trastorno de impulsividad.
Electrodos por sectores
La zona motora es la que se ve afectada por la enfermedad de Parkinson. “Nosotros sabemos que en esta zona las neuronas están organizadas de manera que la falta de dopamina, consecuencia de la enfermedad de Parkinson, afecta a su funcionamiento normal. Por ello, queremos concentrar la corriente del electrodo en este punto”, describe la especialista.
El nuevo electrodo direcciona la estimulación, ya que los puntos de contacto están divididos en sectores. De esta manera, además de permitir estimular únicamente en la zona motora, “evitamos actuar en zonas no motoras y conseguimos ser más eficaces para poder reducir la medicación.”
“Como el trastorno de control de impulsos es un efecto secundario de la medicación, lo que queremos es poderles reducir esa medicación porque cuanta más estimulación en la zona motora, mayor efecto va a tener la estimulación y, por tanto, vamos a necesitar completar el tratamiento con menos medicación”, señala la Dra. Rodríguez Oroz.
Incapaces de reprimir impulsos
Como indica la especialista, el trastorno de control de impulsos es un efecto secundario de la medicación indicada para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Estos pacientes se ven imposibilitados a la hora de resistir un impulso, ya que fallan al tratar de controlar comportamientos específicos.
“Esta impulsividad suele traducirse en tendencia a jugar en exceso, es decir, a ludopatía, a la comida patológica como una compulsión a la comida con avidez, a las compras y al sexo. También pueden desarrollar predilección por hacer hobbies de forma patológica”, señala.