La genómica, puerta para la medicina de precisión contra el cáncer
Un centenar de oncólogos e investigadores internacionales abordarán del 23 al 25 de mayo los enfoques genéticos más relevantes en el ll International Workshop ‘Integrating Genomics in Cancer Management’ de la Clínica Universidad de Navarra que tendrá lugar en la sede de Madrid
21 de mayo de 2018
La relevancia actual de la genómica, tanto para conseguir un diagnóstico más preciso como para un tratamiento personalizado del cáncer, centrará el II International Workshop ‘Integrating Genomics in Cancer Management’ (Integrando la genómica en el manejo del cáncer) que organiza la Clínica Universidad de Navarra y que, en esta segunda edición, tendrá lugar en su sede de Madrid.
Desde el próximo miércoles 23 de mayo, hasta el viernes 25, el simposio -impulsado por la Fundación Ramón Areces- reunirá a más de un centenar de especialistas internacionales que plantearán el papel de la genómica en el abordaje del cáncer desde diferentes enfoques teórico-prácticos.
Para presentar los últimos avances, el foro contará con los especialistas más relevantes, como los Dres. Charles Swanton o Pasi Jänne, quienes presentarán las estrategias más actualizadas en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, desde los últimos tratamientos dirigidos a dianas moleculares concretas hasta los últimos avances en inmunoterapia pasando por el desarrollo de los mejores biomarcadores predictivos, la implicación de la genómica en la selección de ensayos clínicos para los pacientes y la aplicación de la biopsia líquida en el diagnóstico y monitorización terapéutica no invasiva de los enfermos.
El comité científico de la reunión está constituido por los Dres. Ignacio Gil-Bazo y Antonio González-Martín, codirectores de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra; la Dra. Ana Patiño, directora de la Unidad de Genética Clínica del mismo centro; el Dr. Ignacio Wistuba, director del Departamento de Patología Molecular Traslacional del MD Anderson Cancer Center de Houston; la Dra. Mª José Calasanz, directora del Área Genómica de la Universidad de Navarra, el Dr. Luis Montuenga, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra; el Dr. Rubén Pío, director del Programa de Tumores Sólidos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra; y los especialistas de la Clínica el Dr. Mariano Ponz-Sarvisé, el Dr. Javier Rodríguez y el Dr. Álvaro González.
Las principales novedades que aporta esta segunda edición se centran en la mayor implicación de la genómica aplicada a la inmunoterapia, tema al que se dedicará toda una sección del simposio, así como el mayor peso de la biopsia líquida como procedimiento diagnóstico y de seguimiento terapéutico. Ambos aspectos constituyen las dos puntas de lanza de la actual reunión científica.
Por primera vez en el encuentro además, se abordará la predisposición genética al riesgo a desarrollar cáncer; será en la charla que expondrá el Dr. Eduardo Vilar, del MD Anderson Cancer Center de Estados Unidos. En esta área intervendrá también el Dr. José Luis Pérez Gracia, oncólogo y coordinador del Área de Ensayos Clínicos de Oncología de la Clínica, quien se referirá a los genotipos de riesgo hereditario en cáncer de pulmón.
Utilidades de la genómica
La genética es la rama de la biología referida al estudio de los genes y de los mecanismos que regulan la transmisión de los caracteres hereditarios en los seres vivos. La genómica, por su parte, tiene como objetivo predecir la función de los genes a partir de su secuencia o de sus interacciones con otros genes.
“La genómica –afirma el Dr. Ignacio Gil-Bazo- aporta la posibilidad de seleccionar de forma óptima el mejor tratamiento para el paciente con cáncer”. Permite localizar una alteración genética, directora del tumor (la causa por la que se ha generado), que es la que dirige el avance de la enfermedad oncológica y contra la que existe un tratamiento dirigido.
En definitiva, añade el especialista, “permite tratar de forma selectiva ese tumor mediante un fármaco muy concreto que se dirige a esa diana genética específica”. De este modo, advierte, se consigue seleccionar el mejor tratamiento para los pacientes, “no para todos, sino para aquellos en los que se puede demostrar que existe esa alteración genética, que es la diana contra la que se dirige ese fármaco concreto”. Igualmente, dicha selección de un tratamiento específico, permite incrementar notablemente la eficacia terapéutica reduciendo considerablemente la toxicidad asociada.
Desde el punto de vista de la investigación clínica, “la genómica nos permite explorar biomarcadores predictores de la respuesta a distintos tratamientos frente al cáncer”, añade el Dr. Antonio González-Martín.
Un nuevo estudio genético del tumor puede ser además necesario para investigar las causas por las que se produce una progresión de la enfermedad en aquellos pacientes que se encuentran ya en tratamiento oncológico. En estos casos, indican, “realizar un estudio orientado a descubrir la alteraciones genéticas que subyacen a esa situación de empeoramiento del tumor nos puede dar las claves sobre los mecanismos de resistencia que han emergido en respuesta al tratamiento y el motivo por el cual había la enfermedad ha progresado”.
Es decir, el estudio genético no solo aporta información sobre cuál puede ser el mejor tratamiento para esa persona al diagnóstico de la enfermedad oncológica, sino también sobre los motivos por los que progresa la enfermedad y los mecanismos de resistencia a ese tratamiento “y lo que resulta más interesante, según estos mecanismos, tenemos la posibilidad de reorientar de nuevo tratamiento hacia las nuevas alteraciones que dan soporte al tumor”, apunta el Dr. Gil-Bazo.
Biopsia líquida
En el área diagnóstica, el simposio destaca el papel de la biopsia líquida, técnica que permite estudiar, de forma no invasiva, las alteraciones del ADN no solo del tejido del tumor, sino también del ADN que el propio tumor vierte a la sangre”. De este modo, mediante un simple análisis de sangre somos capaces de evaluar y estudiar potencialmente las alteraciones de esos genes en cada ciclo del tratamiento y su variación dinámica en el tiempo.
“Posibilita la monitorización de la alteración genética de forma no invasiva por lo que podríamos anticiparnos potencialmente a la progresión clínica y radiológica, al observar que se produce un incremento de la presencia de esa alteración en la sangre, a pesar del tratamiento”, destaca el Dr. Gil-Bazo.
Tanto el análisis cuantitativo de las mutaciones genéticas como el cualitativo sobre las alteraciones que están presentes “puede ayudar también a la predicción de las respuestas o resistencia innata del tumor a la inmunoterapia” y, en segundo lugar, “a la selección del mejor tratamiento de inmunoterapia que ese paciente puede recibir”. Sobre estos aspectos versarán varias charlas del simposio como la del Dr. Ignacio Wistuba o el Dr. Luis Paz-Ares.
En cuanto a los principales retos en esta materia, el Dr. Gil-Bazo enumera la búsqueda de los mejores biomarcadores predictivos de la respuesta a la inmunoterapia, así como cuál debe ser el empleo clínico más adecuado que se debe conceder a la biopsia líquida. Determinar la extensión del estudio genético que debe realizarse de forma estándar a un paciente con cáncer para encontrar dianas para un tratamiento dirigido, será otra de las cuestiones que se debatirá durante las sesiones científicas.