La inhibición de dos moléculas permite ralentizar el desarrollo del cáncer de páncreas
Esta investigación preclínica de terapia dirigida, de la que forma parte el Dr. Mariano Ponz-Sarvise, especialista del Cima y la Clínica Universidad de Navarra, y publicada en ‘Clinical Cancer Research’, ha demostrado una menor toxicidad y una mejora en la supervivencia
19 de noviembre de 2019
La combinación de dos inhibidores de moléculas ha demostrado una ralentización en el desarrollo del cáncer de páncreas. Este estudio preclínico fue iniciado por el Dr. Mariano Ponz-Sarvise, oncólogo de la Clínica Universidad de Navarra e investigador del Cima, durante su estancia como Clinical Fellow en Cold Spring Harbor Laboratory en Estados Unidos.
Esta investigación, publicada en el último número de la revista científica ‘Clinical Cancer Research’, se continúa con la línea en cáncer de páncreas iniciada hace unos años con el uso de modelos de organoides (cultivo tridimensional de tejido) desde el Cima y la Clínica, dentro del Programa de Tumores Sólidos.
“Lo más destacable es que utilizamos un modelo de organoides en el que somos capaces de estudiar tejido normal y tumoral para intentar buscar diferencias, así como la combinación de fármacos que sea más eficaz contra el tumor”, explica el Dr. Ponz-Sarvise.
Hasta el momento, era conocida la implicación de las moléculas MEK y AKT en la activación de las células tumorales pancreáticas, pero los tratamientos no se habían mostrado efectivos debido a una tercera familia molecular implicada, denominada HER. Además, inhibir las tres moléculas a la vez generaba una toxicidad elevada en fases preclínicas por lo que, en el estudio, los investigadores han analizado las distintas combinaciones entre ellas en busca de una solución igual de efectiva pero menos tóxica.
“Queríamos ver si alguna combinación de MEK con HER o de AKT con HER era igual de eficaz que la triple combinación, pero sin producir esa alta toxicidad. Y lo que hemos visto es que la pareja que mejor funciona es MEK con el inhibidor de HER”, aclara el especialista. “Lo que se ha comprobado es que inhibir esas dos moléculas hace que el desarrollo del tumor sea más lento. Incluso, en alguno de los grupos, claramente disminuye”, añade.
La investigación todavía se encuentra en fase preclínica, pero conseguir ralentizar la evolución del tumor favorecería que la supervivencia del paciente sea mayor y abriría las posibilidades a poder beneficiarse de nuevos tratamientos o ensayos clínicos que en ese tiempo se desarrollen.
Seis ensayos clínicos abiertos en la Clínica
En la actualidad, el cáncer de páncreas no es muy frecuente pero su incidencia y mortalidad ha aumentado en los últimos años, ya que se trata de un tumor muy agresivo. La dificultad de un diagnóstico temprano y la falta de efectividad en los tratamientos actuales aumentan la importancia de la investigación.
La Clínica y el Cima tienen en estos momentos 6 ensayos clínicos activos para estudiar nuevos procedimientos que puedan mejorar las opciones terapéuticas existentes en este tipo tumoral. “Está presente el tratamiento estándar, que es la quimioterapia, y se estudia su combinación con inmunoterapia y terapias dirigidas”, señala el Dr. Ponz.
Los ensayos abiertos están dirigidos en función de las distintas situaciones clínicas, a pacientes metastásicos que inician quimioterapia, pacientes metastásicos que ya han recibido tratamiento y pacientes que no son quirúrgicos, pero que tienen el tumor localizado.
El objetivo es estudiar qué combinación terapéutica obtiene buena respuesta y qué pacientes van a poder beneficiarse de ello. “Ahora mismo la respuesta a la inmunoterapia en tumores de páncreas está siendo discreta, salvo un pequeño subgrupo en el que está bien definido pueden responder. Pero, en general, por sí sola no está siendo eficaz y por eso hay que hacer combinaciones”, aclara.
Por último, en el ensayo dirigido a pacientes sin metástasis se está investigando el uso combinado de la quimioterapia con una técnica localizada de ondas electromagnéticas. Una terapia específica que busca interrumpir la división celular e inhibir el crecimiento del tumor. “El objetivo es ver si podemos conseguir que esos tumores sean resecables y puedan ser candidatos a cirugía”, concluye.