Las mujeres con enfermedades autoinmunes sí pueden quedarse embarazadas y apostar por la lactancia materna
Con el avance de la investigación, los reumatólogos con experiencia en la gestación conocen los medicamentos que controlan la enfermedad (tanto sistémicas -EAS- como artritis inflamatorias) y que están contraindicados durante la gestación y la lactancia, por lo que es posible conseguir un embarazo de éxito y apostar por la lactancia materna si se planifica con un equipo multidisciplinar.
4 de agosto de 2020
Uno de los grandes mitos al que se enfrentan las mujeres con enfermedades reumáticas autoinmunes, como el lupus, artritis o síndrome antifosfolípido, es el pensar que no pueden quedarse embarazadas por la enfermedad.
“A este error se suma la creencia de que la lactancia materna está contraindicada, pero actualmente, al igual que es posible conseguir un embarazo de éxito, las mujeres pueden dar de mamar si lo planifican con un reumatólogo con experiencia en gestación”, explica la Dra. María José Cuadrado, directora de Reumatología de la Clínica Universidad de Navarra y especialista en enfermedades autoinmunes y embarazo.
En concreto, dentro de las enfermedades reumáticas, las que afectan a mujeres en edad fértil son las enfermedades autoinmunes sistémicas y artritis inflamatorias.
Se trata de un grupo de enfermedades caracterizadas por la producción anormal de autoanticuerpos por parte del sistema inmune, que pueden producir daños en múltiples órganos y sistemas (en el caso de las sistémicas - las también conocidas como “EAS”-) o en articulaciones (artritis inflamatorias).
“Actualmente el lupus se ha vuelto una enfermedad muy conocida porque la padecen algunos famosos, pero que, al igual que ocurre con otras patologías autoinmunes, están rodeadas de mitos e informaciones incorrectas”, añade la especialista, que trabajó en la Unidad de Lupus St. Thomas Hospital de Londres durante más de 20 años.
Una de ellas es la afectación de la fertilidad: hasta hace pocos años se pensaba que la propia enfermedad provocaba infertilidad. “Es verdad que los abortos son más frecuentes en estas pacientes que en la población general (a veces relacionados con la presencia de determinados anticuerpos), pero la capacidad de concebir es la misma que la de las personas que no padecen la enfermedad”, explica la doctora.
Sin embargo, hoy se sabe que hay ciertos fármacos para controlar la enfermedad que pueden producir infertilidad y se intentan evitar si la mujer tiene deseo gestacional, por lo que, planificando el embarazo, además de con el ginecólogo con el reumatólogo, es posible conseguir un embarazo de éxito. Esta planificación permite que la actividad de la enfermedad esté controlada para que la gestación no ponga en riesgo la salud de la madre ni del bebé.
“Estas enfermedades tienen múltiples síntomas (por ejemplo, en el caso del lupus, puede afectar a la piel, las articulaciones, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso...), o también pueden no diagnosticarse hasta que se produce una complicación de la gestación. Si una mujer sufre abortos en el segundo o tercer trimestre del embarazo, sin motivo aparente, debe sospechar la posibilidad de una enfermedad autoinmune y acudir al reumatólogo”, explica la Dra. Cuadrado.
La lactancia materna, el mejor alimento para el bebé
Sin embargo, una vez superado este primer obstáculo, las mujeres se enfrentan a otro mito, el de no poder apostar por la lactancia materna debido a la enfermedad.
“Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Además, protege de enfermedades tanto al niño (neumonía o diarrea) como a la madre (reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario, diabetes tipo 2 y depresión postparto)”, explica la Dra. Laura Muñoz, obstetra de la Clínica Universidad de Navarra.
La doctora Cuadrado explica que, al igual que el embarazo, la enfermedad no es incompatible con la lactancia, pero pueden estar contraindicados algunos fármacos para controlarla. Sin embargo, advierte que es un gran error eliminar la medicación para dar de mamar ya que la madre se expone a nuevos brotes de la enfermedad. Por eso, lo importante es modificar previamente la medicación para que sea compatible con la lactancia materna (algo que sucede en la mayoría de las ocasiones).
“Tras el parto, la paciente debe seguir en contacto estrecho con su ginecólogo y reumatólogo, para reducir la actividad de la enfermedad y que pueda dar de mamar sin riesgos, y también con el neonatólogo: aunque el bebé no precisa cuidados especiales respecto a los niños de madres sin estas patologías, hay un pequeño porcentaje que nacen con bajo peso o prematuridad”.
La planificación, clave del éxito del embarazo y la lactancia materna
Aunque están considerados embarazos de riesgo, la doctora aclara que el término riesgo no significa que vaya a suceder algo negativo, sino que el seguimiento es diferente al de una embarazada que no padezca la enfermedad: “Además de gestionar la medicación, es importante controlarlo de forma periódica, con una monitorización específica, ecocardiogramas fetales, análisis de orina y analíticas siempre intentando hacerlos coincidir con los protocolos de los ginecólogos”.
“Es importante que las pacientes estén tranquilas porque la mayoría de las mujeres tienen un embarazo sin incidencias si recurren a reumatólogos que tengan experiencia en enfermedades autoinmunes y en embarazo. Aunque se trata de enfermedades crónicas, con la que hay que aprender a convivir, en la actualidad existen múltiples tratamientos que controlan prácticamente todos los síntomas, por lo que se puede vivir con calidad de vida si se sigue correctamente el tratamiento, se realiza ejercicio físico y se cuidan los factores de riesgo cardiovascular (la tensión arterial, colesterol, obesidad, etc…)”, concluye la doctora Cuadrado.
El caso de Antonia, una paciente que había sufrido cuatro abortos
Antonia, una paciente de Granada, había sufrido cuatro abortos cuando llegó a la Clínica Universidad de Navarra. Tenía 40 años y no sabía el motivo por el que no se conseguía quedar embarazada, por lo que, cuando sospechó que podía estarlo de nuevo, pidió consulta en la sede de Madrid de la Clínica Universidad de Navarra.
“Tras realizar el estudio, comprobamos que Antonia es portadora de anticuerpos antifosfolípidos, pero sin llegar a padecer la enfermedad. No tenía ningún síntoma, solo los abortos que, en su caso, habían sucedido en el primer trimestre”, explica la Dra. Cuadrado.
Una vez diagnosticada, la doctora le realizó un plan multidisciplinar, de la mano del ginecólogo, para que el embarazo fuese de éxito. “El momento del parto fue como una fiesta, a pesar del cansancio y del dolor, fue la experiencia más bonita de mi vida”.