La protonterapia en cáncer de próstata minimiza la radiación en recto y vejiga, y salvaguarda la funcionalidad urinaria y sexual
En pacientes con anatomía favorable, tumor de bajo riesgo y sin síntomas urinarios asociados, las sesiones son ambulatorias y duran entre 5 y 8 días
13 de noviembre de 2023
El uso de la protonterapia como opción terapéutica oncológica avanza progresivamente, también en el caso del cáncer de próstata, porque la experiencia clínica demuestra que es eficaz y minimiza o evita la radiación de los órganos sanos circundantes manteniendo la funcionalidad urinaria y sexual de los pacientes.
Aunque este campo pionero de la innovación médica requiere, todavía, desarrollo, ya existen múltiples estudios prospectivos y retrospectivos que documentan la eficacia y la seguridad de la terapia de protones para pacientes con cáncer de próstata localizado y en pacientes que requieren radiación pélvica adyuvante o de rescate después de la cirugía.
La protonterapia es un tipo de radiación terapéutica que emplea partículas subatómicas cargadas con unas propiedades físicas especiales. Con respecto a la radioterapia estándar con fotones, esta opción reduce el exceso de radiación en los tejidos sanos y funcionales adyacentes a la próstata, como el recto, el intestino, la vejiga o las bandeletas neurovasculares, estructuras nerviosas que permiten la erección.
Según el Dr. Mauricio Cambeiro, especialista del Área de Cáncer de Próstata del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra (CCUN), entre las ventajas de este tratamiento frente al cáncer de próstata destacan “el máximo control, el mínimo riesgo y la preservación de la funcionalidad. Tanto las características de la protonterapia como las avanzadas prestaciones de los equipos actuales para su administración, nos permiten plantear un tratamiento muy ambicioso en términos de curación, de reducción del riesgo de complicaciones y de aumento de las expectativas de preservación de funcionalidad, tanto eréctil como urinaria, de cada paciente”.
Sesiones ambulatorias de entre 5 y 20 días
El tratamiento de protonterapia exige un proceso complejo de planificación y de control de calidad, pero, “en términos prácticos para el paciente -destaca el Dr. Cambeiro- se exploran esquemas de tratamiento corto con una duración de entre 5 y 20 días, en sesiones diarias breves y ambulatorias de unos 10-20 minutos”.
En casos de anatomía favorable, en pacientes con una próstata de tamaño normal, sin sintomatología urinaria asociada y con tumores de bajo riesgo, “se puede aplicar en muy pocas fracciones de entre 5 y 8 sesiones en días consecutivos o alternos. En tumores con anatomía desfavorable y tumores de alto riesgo, lo habitual es dispensarlo en 20 sesiones”.
Como destaca el Dr. Javier Aristu, especialista del Área de Cáncer de Próstata del CCUN, “la protonterapia minimiza o elimina las dosis de irradiación que reciben, inevitablemente, las estructuras sanas intrapélvicas cuando los pacientes son tratados con radioterapia convencional. Esta ventaja frente al tratamiento con fotones permite incrementar la dosis total de radioterapia en las áreas de recurrencia, sin incrementar potencialmente la tasa de toxicidad”.
A las ventajas de la protonterapia frente al cáncer de próstata, el Dr. Aristu destaca también “la disminución significativa del riesgo de desarrollar segundos tumores radioinducidos a largo plazo, circunstancia que en estos pacientes con larga supervivencia puede ser relevante”.
Pioneros de la protonterapia en España
La Unidad de Protonterapia del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra inició su actividad en abril de 2020 en la sede madrileña de la Clínica, siendo la primera instalación con configuración intrahospitalaria en España. Desde entonces ha tratado a 710 pacientes de 18 comunidades autónomas. Del total, 137 han llegado de 25 países diferentes.
Del conjunto de pacientes, 229 han sido menores de 18 años, 40 de ellos de procedencia internacional. Durante estos tres primeros años y medio se han tratado más de 24 tipos de tumores distintos, con una mayor prevalencia de cánceres pediátricos (26%) y sarcomas (20%) e indicaciones de reirradiación (20%).