La terapia celular combinada con rituximab retrasa la progresión del linfoma folicular en un 85% de los pacientes
Un ensayo clínico multicéntrico, iniciado en 2011 y liderado por la Clínica Universidad de Navarra, ha demostrado la seguridad y eficacia de emplear linfocitos propios del paciente en la fase de mantenimiento de la enfermedad durante 5 años
19 de mayo de 2020
El 85% de pacientes se encuentran libres de enfermedad a los 5 años de terminar el tratamiento de mantenimiento para linfoma folicular probado en un ensayo clínico dirigido por la Clínica Universidad de Navarra. Tras casi diez años de estudio multicéntrico, los investigadores han mostrado la seguridad y eficacia de emplear terapia celular complementaria al rituximab para este tipo de linfoma, el segundo con mayor incidencia.
“Lo que buscábamos en este ensayo era mejorar la supervivencia libre de progresión en pacientes con linfoma folicular, es decir, prolongar el tiempo en el que paciente está sin enfermedad. Y es lo que hemos conseguido, ya que a los 60 meses, el 85% de los pacientes seguían libres del cáncer”, reconoce el Dr. Carlos Panizo, hematólogo de la Clínica Universidad de Navarra e investigador principal del estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista British Journal of Hematology.
En 2011, la Clínica iniciaba este ensayo, pionero en el empleo de terapia celular, con 20 pacientes a los que se les ha administrado durante dos años el medicamento rituximab, un anticuerpo monoclonal, junto a terapia celular. Esta terapia ha consistido en inyectar linfocitos del propio paciente expandidos y activados en el laboratorio para ampliar el efecto del fármaco en la muerte de la célula tumoral.
“Cada dos meses administrábamos rituximab al paciente y, cada cuatro, les poníamos también los linfocitos activados (células LAK) que previamente habíamos extraído del paciente y cultivado en el Laboratorio de Terapia Celular de la Clínica. En el cultivo, lográbamos que proliferaran y se activaran para volver a devolvérselos a los pacientes habiendo incrementado su capacidad de controlar el linfoma. La ventaja era que al ser linfocitos propios no había posibilidad de rechazo y las reacciones adversas han sido escasas”, explica.
Una vez finalizado el ensayo, los pacientes han continuado 5 años bajo seguimiento médico para comprobar cómo evolucionaban después de haber finalizado el tratamiento. “Hemos comprobado que los pacientes tratados no tienen peor calidad de vida ni tienen más efectos adversos que los mostrados históricamente cuando se les daba solo rituximab y, además, hemos visto que es un proceso que mejora la eficacia”.
Potencial capacidad antitumoral
La investigación, de carácter multicéntrico, ha contado con la cooperación de investigadores de la Clínica y el Cima Universidad de Navarra, del Complejo Hospitalario de Navarra, del Hospital Miguel Servet y Lozano Blesa, de Zaragoza, y del Hospital San Pedro de la Rioja.
En ella, además de estudiar la tolerancia y actividad del tratamiento, se ha llevado a cabo una investigación profunda a nivel biológico. “Hemos enfrentado esas células a líneas celulares que tenemos en el laboratorio con distintos tipos de linfoma y hemos comprobado que poco a poco los linfocitos del paciente iban ganando actividad. Es decir, estábamos mejorando la actividad citotóxica de la sangre de estos pacientes”, apuntan las doctoras Ascensión Díaz de Cerio y Susana Inogés, especialistas del Área de Terapia Celular y responsables de la producción de las células del ensayo.
“En definitiva, estábamos entrenando a los linfocitos de esos pacientes para que mejoraran su capacidad antitumoral”, añaden las investigadoras de la Clínica y el Cima Universidad de Navarra.
Asimismo, con la evolución del ensayo, han observado que de todos los linfocitos generados en el laboratorio, “la mayor actividad antitumoral la tenía una porción muy pequeña de células denominadas células NK (Natural Killer cells). Un tipo de células que en los últimos años, de forma paralela, ha sido objeto de estudio por parte de diferentes grupos y se ha convertido en uno de los avances más esperanzadores para el desarrollo de nuevas estrategias de inmunoterapia.
Prolongar el periodo libre de enfermedad
El linfoma se caracteriza por la proliferación maligna de linfocitos que constituyen las células defensivas del sistema inmunitario. En concreto, el linfoma folicular es el segundo de los linfomas de mayor incidencia. “El linfoma folicular es un cáncer que responde bien a los tratamientos pero que, con el tiempo, acaba volviendo y el paciente recae. El problema es que cada vez que se trata al paciente obtienes una nueva respuesta pero ésta siempre es más corta que la anterior”, explica el hematólogo.
El tratamiento estándar de este tipo de linfoma se divide en dos fases: la inducción y el mantenimiento. En primer lugar, se administra la quimioterapia junto con algún anticuerpo monoclonal antiCD20 (habitualmente el rituximab) y, después, durante el mantenimiento se emplean solo los anticuerpos monoclonales.
“La estrategia del linfoma folicular, que es incurable, es intentar prolongar el periodo libre de enfermedad entre las recaídas, ya que cuanto más se alargue el tiempo entre tratamientos, más beneficioso va a resultar para el paciente. Si está más tiempo sin enfermedad, va a necesitar menos tratamientos, recaer menos y, por lo tanto, su supervivencia va a ser mayor”.
381 ensayos clínicos abiertos
En el último año, los ensayos clínicos han aumentado en un 20% en la Clínica, que actualmente tiene 381 estudios activos en ambas sedes coordinados en la Unidad Central de Ensayos Clínicos (UCEC). En ellos participan 1.625 pacientes para comprobar la eficacia de nuevos fármacos o tratamientos en 24 especialidades médicas como Onco-Hematología, que cuenta con 274 ensayos abiertos, Neurología, Oftalmología o Cardiología, entre otros.
La inmunoterapia y las terapias avanzadas, basadas en terapia celular, génica o ingeniería de tejidos, siguen siendo las principales líneas de investigación. Investigaciones dirigidas a encontrar nuevas aproximaciones para distintos tipos de tumores. En los últimos meses, también se han puesto en marcha cuatro ensayos dirigidos a encontrar un tratamiento eficaz para el COVID-19 y se están evaluando nuevos proyectos.