Cómo afrontar el diagnóstico de una enfermedad crónica
No todas las personas afrontan una enfermedad de la misma forma. Hay muchos factores que van a ainfluir en el proceso ya que va a depender del tipo de enfermedad, de la personalidad del paciente, del apoyo social con el que cuente, etc.
De hecho hay claras diferencias en cómo las personas vivencian y afrontan un mismo conflicto, problema, situación, suceso, o acontecimiento vital más o menos grave y estresante.
Si bien hay consenso en que las personas que mantienen una actitud optimista manejan mejor los síntomas de enfermedades físicas, lo cual parece que se debe a que son más resolutivos en general, hacen una búsqueda activa de apoyo social y tratan de ver el lado positivo de la experiencia estresante que están viviendo, se implican en el tratamiento, participan en él.
Por el contrario, las personas más pesimistas tienden a emplear la negación y el distanciamiento del estresor, centrándose más en los sentimientos negativos producidos por este.
Por tanto de ello, se deduce que ante el diagnóstico de una enfermedad crónica una actitud positiva, realista nos protege y da una mayor calidad de vida. Sin embargo las personas con actitud negativa tienden a mantenerse en una queja constante, a ver las dificultades, limitaciones que la enfermedad les ha supuesto y se sienten incapaces de adaptarse a su nueva vida.
Las personas optimistas, que tratan de ver el lado positivo de las situaciones, que toman una actitud activa ante los problemas, buscan soluciones y por consiguiente se adaptan a los cambios que la vida le da, y que son capaces de expresar las emociones, tanto positivas como negativas, son las que mejor se adaptan.
Además, es más factible que estas personas al usar mecanismos activos de afrontamiento busquen información sobre la enfermedad que le han diagnosticado y de este modo resuelve la incertidumbre, el desconocimiento de la enfermedad que sabemos que es uno de los mayores generadores de ansiedad.
De todos modos, todas las personas pasan por una serie de fases en la adaptación a una situación de este tipo: al principio del diagnóstico se dan una serie de emociones y sentimientos que puede ir desde la confusión, decepción, injusticia, ¿por qué a mí?... y que es normal al inicio.
Al empezar a conocer la enfermedad se dan cuenta que cuanto más saben sobre ella menos les asusta, ya saben lo que puede ocurrir, comienzan a tomar las riendas de su enfermedad y a participar en su tratamiento. El tiempo que cada persona esté en una fase u otra es variable.
Para llevar mejor todo este proceso de afrontamiento es fundamental en primer lugar reconocer los sentimientos y poder expresarlos ya sea con su médico, con amigos, con la familia.
En segundo lugar, preguntar todo lo que se nos ocurra sobre la misma, aclarar dudas sobre cualquier aspecto de la enfermedad (síntomas, proceso, tratamiento, pronóstico...) y por supuesto seguir el tratamiento, hacer los cambios en el estilo de vida que sean perjudiciales pero tratando de mantener una vida lo más normal posible (aficiones, estudios, trabajo, familia, vida social).
Consejos generales
- Intente mantener una actitud positiva y realista.
- Busque apoyo familiar.
- Exprese sus emociones.
- Informése de la enfermedad que le hayan diagnosticado.
- Intente mantener el estilo de vida al que está habituado.
¿Cómo se puede ayudar a un familiar que se aisla e intenta enfrentar la situación en solitario?
Puede que aún esté en una primera fase de aceptación de su enfermedad y puede haberse deprimido, por tanto, es imprescindible brindarle nuestra ayuda, decirle que estamos ahí para lo que necesite y si es necesario orientarle hacia una ayuda profesional.
Es importante escuchar y no tratar la enfermedad como un tema tabú porque es cierto que a veces las personas de alrededor para que no sufra el paciente evitan hablar del tema y de este modo piensan que no se deprimirá, y lo que estamos haciendo es no darle la oportunidad de que exprese los sentimientos.
¿Hasta qué punto es importante el apoyo de la gente que le rodea?
La enfermedad crónica genera tanto en el paciente como en los cuidadores incertidumbre, desgaste físico, dependencia, cambios en el estilo de vida y tiene repercusiones sobre el área personal y social de la persona.
El apoyo social proporciona soporte emocional que da al enfermo afecto, confianza, seguridad, además de este modo sabe que cuenta con los demás, se siente acompañado, también vale como ayuda para solucionar posibles problemas que puedan surgir.