El sol y la salud
Las radiaciones solares pueden tener propiedades terapéuticas en algunas enfermedades dermatológicas especialmente por un efecto antiinflamatorio, promotor de la circulación y epitelización.
Sin embargo, no se debe producir una exposición al sol indiscriminada por los efectos negativos que se originan (incluso en los casos comentados anteriormente).
Esos efectos perjudiciales son sobre todo una irritación intensa (que agravaría enfermedades como las dermatitis y el acné), un envejecimiento prematuro de la piel (destrucción de la colágena y pérdida del contenido acuoso) así como un mayor riesgo de generación de tumores cutáneos (especialmente melanomas por el efecto mutagénico de las radiaciones solares).
El sol favorece la cicatrización y la evolución de enfermedades como la psoriasis y algunas dermatitis. Incluso ayuda a disminuir las consecuencias del acné.
Por la acción de las radiaciones ultravioletas, se genera en la piel (concretamente en la epidermis) la vitamina D (colecalciferol) que posteriormente se metaboliza en el riñón pasando a una forma activa. Dicha forma facilita la absorción de calcio y su depósito en los huesos.
Esa generación de vitamina D se produce por el efecto de radiaciones ultravioletas (especialmente UVB).
No es la única fuente natural de vitamina D dado que también puede ser obtenida a través de la dieta. Los pescados grasos (sardinas, el atún y el salmón), los quesos y la leche no desnatadas así como algunos cereales contienen dicha vitamina.
Esa generación de vitamina D por la exposición al sol es mucho menor en aquellos países situados en latitudes donde es menos intensa, incluso se ha observado un descenso en los niveles sanguíneos de esa vitamina en países en latitudes más favorables, durante los meses de invierno.
En países con una escasa exposición al sol, sobre todo si se dan otras circunstancias (edad avanzada, color de piel oscuro –la presencia de melanina disminuye el efecto de las radiaciones solares-, sedentarismo o una dieta defectuosa –vegetariana-) aparecen con más frecuencia problemas óseos (principalmente osteoporosis o raquitismo).
Se ha observado en algunos países nórdicos una ingesta insuficiente de vitamina D que ha obligado a potenciar el empleo de suplementos en determinados alimentos como la leche o margarina.
Tampoco se puede descartar un efecto antiinflamatorio de la exposición al sol que actuaría favorablemente en las personas con problemas reumatológicos, al contrario de lo que sucede con el frío.
La presencia de sol en general tiene consecuencias positivas psíquicas y físicas.
El sol incrementa la temperatura corporal y la generación de energía aunque ese efecto beneficioso se pierde cuando se alcanza una temperatura excesiva o unas condiciones de termorregulación difíciles.
Ese aumento de temperatura corporal, ocasiona una vasodilatación y un incremento del flujo de sangre especialmente en los vasos de la piel, que promueven una mayor pérdida térmica gracias a un aumento de la evaporación.
Ese efecto de incremento en la transpiración y sudoración facilita la pérdida de líquidos y minerales que con la oportuna reposición equilibrada, provocan una sensación de bienestar y “limpieza”. Esa sensación viene acompañada de un efecto cardiotónico y estimulador del aparato circulatorio.
La vasodilatación provocada por la exposición al sol se produce en otras zonas del sistema arterial pudiendo aliviar molestias provocadas por problemas circulatorios, especialmente arteriales (al revés de lo que sucede con el frío). Este efecto puede ser contradictorio en aquellas personas que sufren problemas de insuficiencia venosa (empeoran bastante con el calor).
Existe cierta sensación de bienestar especialmente por que incrementa la producción de serotonina.
La serotonina es una hormona producida en el sistema nervioso central (hipotalamo) muy relacionada con el estado de bienestar. De hecho algunos antidepresivos inhiben su metabolización.
Esa exposición al sol por otro lado provoca un efecto rebote más intenso en la generación de melatonina nocturna (al inhibir su producción), que ayuda a conciliar el sueño y regular el biorritmo.
Es conocido como los días soleados tienen un efecto positivo sobre el estado de ánimo, aunque pueden influir otros factores ambientales y psicosociales (temperaturas más agradables, mayor actividad social).
Consejos para tomar el sol
- Disminuir la dosis de irradiación solar.
- Evitar tomar el sol entre las 12 y las 16 horas.
- Utilizar sombrero con alas, ropa adecuada y gafas de sol homologadas.
- Aplicarse cremas/esprays con protección solar.