DICCIONARIO MÉDICO

Aborto incipiente

¿Qué es un aborto incipiente?

El aborto incipiente, también conocido como amenaza de aborto, es una condición médica en la que hay signos y síntomas indicativos de un posible aborto espontáneo, pero el embarazo aún puede continuar. Se trata de una fase temprana en el proceso de aborto donde la viabilidad del embarazo está en riesgo, pero no necesariamente se ha producido la pérdida del mismo. Este término se utiliza principalmente en el contexto del primer trimestre del embarazo, cuando el riesgo de aborto espontáneo es más alto.

El diagnóstico de aborto incipiente se basa en la presencia de síntomas clínicos y hallazgos en exámenes médicos. Los síntomas más comunes incluyen sangrado vaginal leve a moderado, dolor abdominal tipo cólico y, en algunos casos, contracciones uterinas. Es importante destacar que muchas mujeres pueden experimentar estos síntomas sin que necesariamente conduzcan a un aborto. Sin embargo, la presencia de estos síntomas requiere una evaluación médica para determinar la causa subyacente y el riesgo de aborto.

Durante la evaluación médica, se realiza un examen físico, incluyendo un examen pélvico para evaluar el estado del cuello uterino. Un cuello uterino cerrado con presencia de sangrado y dolor es indicativo de una amenaza de aborto, mientras que un cuello uterino dilatado puede sugerir un aborto inevitable. Además, se utilizan técnicas de imagen, como la ecografía transvaginal, para evaluar la viabilidad del embarazo. La ecografía puede mostrar la presencia de un saco gestacional, un embrión y la actividad cardíaca fetal. La ausencia de actividad cardíaca en un embrión de más de 7 semanas de gestación es un signo de aborto inminente.

Las causas del aborto incipiente son diversas y pueden incluir factores genéticos, hormonales, anatómicos, infecciosos y relacionados con el estilo de vida. Las anomalías cromosómicas son una causa común de pérdida temprana del embarazo, representando aproximadamente el 50% de los abortos espontáneos en el primer trimestre. Otros factores como el desequilibrio hormonal, especialmente los niveles bajos de progesterona, pueden comprometer la viabilidad del embarazo. Las infecciones del tracto genital, como la vaginosis bacteriana, también pueden aumentar el riesgo de aborto. Además, factores como el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas, y el estrés pueden contribuir a la amenaza de aborto.

El manejo del aborto incipiente depende de la evaluación clínica y la causa subyacente. En muchos casos, el manejo expectante, que implica observar y esperar mientras se monitorea el progreso del embarazo, es una opción adecuada. Este enfoque es más apropiado cuando la ecografía muestra un embrión viable con actividad cardíaca y el sangrado es leve. Las mujeres en esta situación deben recibir instrucciones claras sobre los signos de alarma, como aumento del sangrado, dolor severo o fiebre, que requieren atención médica inmediata.

Para los casos donde se sospecha un déficit de progesterona, el tratamiento con suplementos de progesterona puede ser considerado para apoyar el embarazo. Sin embargo, la evidencia sobre la eficacia de este tratamiento es mixta y debe ser evaluada caso por caso. Además, se recomienda evitar actividades extenuantes y mantener reposo relativo hasta que los síntomas se resuelvan.

En casos donde se identifica una infección como causa subyacente, el tratamiento con antibióticos puede ser necesario. Es crucial tratar cualquier infección para prevenir complicaciones adicionales que puedan afectar tanto la salud de la madre como del feto.

El apoyo emocional es un componente esencial del manejo del aborto incipiente. La incertidumbre y el miedo asociados con la amenaza de aborto pueden ser extremadamente estresantes para la mujer y su pareja. Proporcionar información clara, apoyo psicológico y acceso a recursos de consejería puede ayudar a las mujeres a manejar el estrés y la ansiedad durante este tiempo difícil.

En situaciones donde el aborto incipiente progresa a un aborto inevitable o completo, el manejo se centra en la evacuación del contenido uterino para prevenir complicaciones como la infección o la hemorragia severa. Esto puede lograrse mediante manejo médico con medicamentos como el misoprostol o mediante procedimientos quirúrgicos como la aspiración al vacío.

La prevención del aborto incipiente implica abordar los factores de riesgo modificables antes y durante el embarazo. Esto incluye el control de enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión, la adopción de un estilo de vida saludable, la evitación de sustancias nocivas y la atención prenatal regular. La educación sobre la importancia de la planificación del embarazo y el cuidado prenatal temprano también es fundamental para reducir el riesgo de aborto.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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