DICCIONARIO MÉDICO

Aborto retenido

¿Qué es un aborto retenido?

El aborto retenido, también conocido como aborto diferido o aborto fallido, es una condición en la cual el embrión o feto ha muerto, pero no ha sido expulsado del útero de manera espontánea. Este tipo de aborto puede pasar desapercibido durante un período de tiempo porque la mujer puede no experimentar los síntomas típicos de un aborto espontáneo, como sangrado o dolor abdominal. El aborto retenido es una situación que requiere atención médica, ya que puede llevar a complicaciones si no se maneja adecuadamente.

El diagnóstico de un aborto retenido generalmente se realiza durante una evaluación prenatal de rutina. En estos casos, una ecografía es la herramienta principal utilizada para confirmar el diagnóstico. La ecografía puede mostrar un saco gestacional vacío, un embrión sin latido cardíaco o un feto sin crecimiento adecuado para la edad gestacional. La ausencia de actividad cardíaca en un embrión de más de 7-8 semanas es un signo claro de aborto retenido.

Además de la ecografía, se pueden realizar pruebas de sangre para medir los niveles de hormona gonadotropina coriónica humana (hCG). En un embarazo viable, los niveles de hCG generalmente se duplican cada 48-72 horas durante las primeras semanas de gestación. Niveles de hCG que no aumentan o que disminuyen pueden ser indicativos de un aborto retenido.

Las causas de un aborto retenido son variadas y a menudo multifactoriales. Las anomalías cromosómicas en el embrión son una de las causas más comunes, representando hasta el 50% de los abortos espontáneos en el primer trimestre. Estas anomalías pueden resultar en un desarrollo anormal del embrión, lo que lleva a su muerte.

Otras causas posibles incluyen:

  • Problemas hormonales: Niveles inadecuados de progesterona, que es esencial para mantener el embarazo, pueden contribuir a la muerte del embrión.
  • Anomalías uterinas: Malformaciones del útero, como útero septado o fibromas, pueden interferir con el desarrollo adecuado del embarazo.
  • Infecciones: Infecciones maternas, como toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus y sífilis, pueden afectar el desarrollo del embrión.
  • Trastornos autoinmunes: Condiciones como el síndrome de anticuerpos antifosfolípidos pueden causar la formación de coágulos en los vasos sanguíneos de la placenta, afectando el suministro de sangre al embrión.
  • Enfermedades crónicas: Condiciones maternas como la diabetes no controlada y la hipertensión severa pueden aumentar el riesgo de aborto retenido.

El manejo del aborto retenido depende de varios factores, incluyendo la edad gestacional, la presencia de síntomas y las preferencias de la mujer. Existen tres enfoques principales: manejo expectante, manejo médico y manejo quirúrgico.

  • El manejo expectante implica esperar a que el cuerpo expulse el tejido fetal de manera natural. Este enfoque puede ser apropiado en las primeras semanas de gestación y si la mujer no presenta síntomas de complicaciones, como fiebre o sangrado excesivo. Sin embargo, este método puede llevar varias semanas y no siempre es exitoso, lo que puede llevar a la necesidad de intervención médica o quirúrgica.
  • El manejo médico del aborto retenido implica el uso de medicamentos para inducir contracciones uterinas y facilitar la expulsión del tejido fetal. Los medicamentos más comúnmente utilizados son la mifepristona y el misoprostol. La mifepristona bloquea la progesterona, mientras que el misoprostol induce contracciones uterinas. Este método es efectivo y permite evitar la cirugía en muchos casos, aunque puede estar asociado con efectos secundarios como dolor abdominal, náuseas y diarrea.
  • El manejo quirúrgico es necesario en casos donde el manejo expectante o médico no es efectivo, o si la mujer presenta signos de infección o sangrado severo. Los procedimientos quirúrgicos comunes incluyen la aspiración al vacío y el legrado por dilatación y curetaje (D&C). Estos procedimientos se realizan generalmente bajo anestesia local o general y son altamente efectivos para asegurar que el útero quede completamente limpio de tejido retenido. La aspiración al vacío es el método preferido debido a su menor riesgo de complicaciones en comparación con el D&C.

Si no se trata, un aborto retenido puede llevar a varias complicaciones, incluyendo:

  • Infección: La retención de tejido fetal puede llevar a una infección uterina, conocida como endometritis. Los síntomas incluyen fiebre, dolor abdominal severo y flujo vaginal con mal olor.
  • Coagulopatía: En raros casos, la retención prolongada de tejido fetal puede llevar a una condición llamada coagulación intravascular diseminada (CID), una grave disfunción de la coagulación sanguínea.
  • Hemorragia: El aborto retenido puede llevar a sangrado excesivo, lo que puede requerir transfusiones de sangre y intervención médica urgente.

El aborto retenido puede ser una experiencia emocionalmente devastadora para la mujer y su pareja. El impacto psicológico puede incluir sentimientos de tristeza, culpa, ansiedad y depresión. Es crucial que las mujeres tengan acceso a apoyo emocional y psicológico durante y después del proceso. La consejería y los grupos de apoyo pueden ser extremadamente útiles para ayudar a las mujeres a manejar sus emociones y recuperar el bienestar emocional.

En algunos casos, puede ser apropiado realizar una evaluación adicional para identificar las causas subyacentes del aborto retenido, especialmente si una mujer ha experimentado múltiples abortos espontáneos. Las pruebas pueden incluir análisis de sangre para evaluar los niveles hormonales, pruebas genéticas, estudios de imagen del útero y pruebas para detectar infecciones o trastornos autoinmunes.

La prevención del aborto retenido puede involucrar el manejo de factores de riesgo conocidos antes y durante el embarazo. Esto incluye el control de enfermedades crónicas, la adopción de un estilo de vida saludable, la evitación de sustancias nocivas y la atención prenatal regular. La educación sobre la importancia de la planificación del embarazo y el cuidado prenatal temprano también es fundamental para reducir el riesgo de complicaciones.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

¿Quiere estar al día sobre temas de salud?

Reciba el boletín de la Clínica para estar al día de novedades y avances médicos

La información proporcionada en este Diccionario Médico de la Clínica Universidad de Navarra tiene como objetivo principal ofrecer un contexto y entendimiento general sobre términos médicos y no debe ser utilizada como fuente única para tomar decisiones relacionadas con la salud. Esta información es meramente informativa y no sustituye en ningún caso el consejo, diagnóstico, tratamiento o recomendaciones de profesionales de la salud. Siempre es esencial consultar a un médico o especialista para tratar cualquier condición o síntoma médico. La Clínica Universidad de Navarra no se responsabiliza por el uso inapropiado o la interpretación de la información contenida en este diccionario.