DICCIONARIO MÉDICO

Barrera hematoencefálica

¿Qué es la barrera hematoencefálica?

La barrera hematoencefálica es una estructura altamente especializada que protege el cerebro y el sistema nervioso central de sustancias potencialmente dañinas presentes en la sangre, al tiempo que permite el paso selectivo de nutrientes esenciales y moléculas necesarias para el funcionamiento cerebral. Esta barrera es fundamental para el mantenimiento de la homeostasis cerebral y la protección neuronal, desempeñando un papel crucial en la salud neurológica y en la prevención de enfermedades del sistema nervioso central.

La barrera hematoencefálica está formada principalmente por células endoteliales que revisten los capilares cerebrales. Estas células están unidas por complejos de uniones estrechas (tight junctions), que son estructuras proteicas que sellan el espacio entre las células adyacentes, creando una barrera física y química altamente selectiva. Además de las células endoteliales, la barrera hematoencefálica incluye pericitos y células gliales, como los astrocitos, que contribuyen a la regulación y mantenimiento de la integridad de la barrera.

Las uniones estrechas entre las células endoteliales impiden el paso libre de moléculas grandes y de muchas sustancias hidrofílicas, permitiendo solo el paso de moléculas pequeñas, lipofílicas y ciertos nutrientes mediante mecanismos de transporte específicos. Por ejemplo, la glucosa y los aminoácidos esenciales son transportados a través de la barrera hematoencefálica por transportadores específicos como GLUT1 para la glucosa y transportadores de aminoácidos como el LAT1.

Una de las principales funciones de la barrera hematoencefálica es proteger el cerebro de toxinas, patógenos y compuestos neurotóxicos que pueden estar presentes en la circulación sanguínea. Esta función es crucial, dado que las neuronas son extremadamente sensibles a cambios en su entorno químico y a la exposición a sustancias tóxicas. La barrera hematoencefálica también protege el cerebro de fluctuaciones en los niveles de iones y hormonas que pueden ocurrir en la sangre, asegurando un entorno cerebral estable y óptimo para la función neuronal.

Sin embargo, la barrera hematoencefálica también presenta desafíos significativos para el tratamiento de enfermedades neurológicas, ya que su selectividad restringe el acceso de muchos fármacos terapéuticos al cerebro. Esto ha llevado al desarrollo de diversas estrategias para superar esta barrera y permitir la entrega de medicamentos al sistema nervioso central. Estas estrategias incluyen el uso de nanopartículas, la administración intranasal de fármacos, y técnicas de apertura transitoria de la barrera hematoencefálica mediante ultrasonido focalizado o agentes osmóticos.

Las disfunciones de la barrera hematoencefálica están implicadas en diversas patologías neurológicas y neurodegenerativas. Por ejemplo, en enfermedades como el Alzheimer, la esclerosis múltiple y el accidente cerebrovascular, se ha observado una alteración de la integridad de la barrera hematoencefálica. En la enfermedad de Alzheimer, se cree que la disrupción de la barrera contribuye a la acumulación de placas amiloides y a la inflamación cerebral. En la esclerosis múltiple, la disfunción de la barrera permite la infiltración de células inmunitarias al cerebro, desencadenando una respuesta autoinmune que daña la mielina.

El estudio de la barrera hematoencefálica ha avanzado significativamente gracias a los modelos experimentales y técnicas de imagen avanzadas. Modelos in vitro, como las monocapas de células endoteliales cerebrales, y modelos animales han permitido una mejor comprensión de la estructura y función de la barrera, así como de los mecanismos que regulan su permeabilidad. Técnicas de imagen como la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones han facilitado la visualización de la integridad y la funcionalidad de la barrera hematoencefálica en el cerebro vivo.

La regulación de la barrera hematoencefálica es un proceso dinámico que involucra señales moleculares y celulares complejas. Factores de crecimiento como el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) juegan roles importantes en el mantenimiento y la remodelación de la barrera. Asimismo, los receptores de señales y las vías de señalización intracelular, como la vía Wnt/β-catenina y la vía de señalización Notch, son fundamentales para la regulación de la expresión de proteínas de uniones estrechas y la integridad de la barrera.

Las investigaciones actuales también están explorando el papel del microbioma intestinal en la modulación de la barrera hematoencefálica. Estudios recientes sugieren que los metabolitos producidos por las bacterias intestinales pueden influir en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, destacando la interconexión entre la salud intestinal y la salud cerebral. Estos hallazgos abren nuevas perspectivas para el tratamiento de enfermedades neurológicas mediante la manipulación del microbioma intestinal.

Además de su papel en la protección y la regulación del entorno cerebral, la barrera hematoencefálica también participa en la eliminación de productos de desecho y toxinas del cerebro. El sistema de transporte de eflujo, que incluye transportadores como el P-glicoproteína (P-gp) y otros transportadores de la familia ABC, facilita la eliminación de sustancias tóxicas del cerebro hacia la sangre. Esta función es crucial para la prevención de la acumulación de compuestos neurotóxicos y el mantenimiento de la salud neuronal.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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