DICCIONARIO MÉDICO

Basofilia

Qué es la basofilia

La basofilia es un término médico que describe un aumento anormal en el número de basófilos en la sangre periférica. Los basófilos son un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunológico, involucrados principalmente en reacciones alérgicas e inflamatorias. Este fenómeno puede ser un indicador de diversas condiciones médicas, incluyendo trastornos alérgicos, inflamatorios, infecciosos y mieloproliferativos.

Los basófilos constituyen menos del 1% de los leucocitos en el torrente sanguíneo, pero su función es crucial en la respuesta inmunitaria. Contienen gránulos ricos en histamina, heparina y otras sustancias químicas que contribuyen a la inflamación y a la defensa contra infecciones.

Valores altos de basófilos

La basofilia se define como un recuento de basófilos superior a 200 células por microlitro de sangre en adultos. Este incremento puede reflejar una activación o proliferación de estas células en respuesta a estímulos inmunológicos, inflamatorios o neoplásicos.

Causas de la basofilia

Existen diversas causas de basofilia, que pueden agruparse en categorías como reacciones alérgicas, trastornos inflamatorios crónicos y condiciones hematológicas. A continuación, se detallan algunas de las principales causas:

  • Reacciones alérgicas: Procesos como la rinitis alérgica, el asma o la anafilaxia pueden estimular la producción de basófilos.
  • Infecciones crónicas: Algunas infecciones, como la tuberculosis, pueden provocar basofilia debido a la inflamación persistente.
  • Trastornos mieloproliferativos: Condiciones como la leucemia mieloide crónica o la mielofibrosis primaria están asociadas con aumentos significativos de basófilos.
  • Trastornos inflamatorios crónicos: Enfermedades como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico también pueden asociarse con basofilia.
  • Hipotiroidismo: Esta condición metabólica puede causar un leve aumento en los niveles de basófilos.

Signos y síntomas asociados a la basofilia

La basofilia en sí misma no suele causar síntomas evidentes, pero puede estar asociada a los signos clínicos de la enfermedad subyacente. Por ejemplo:

  • En alergias: estornudos, congestión nasal, erupciones cutáneas.
  • En trastornos mieloproliferativos: fatiga, pérdida de peso, dolor óseo.
  • En hipotiroidismo: letargo, piel seca, aumento de peso.

Diagnóstico de la basofilia

El diagnóstico de basofilia generalmente se realiza mediante un hemograma completo, donde se evalúa el número y proporción de basófilos en la sangre. En casos de basofilia persistente o significativa, pueden realizarse pruebas adicionales, como:

  • Biopsia de médula ósea: Para evaluar trastornos mieloproliferativos.
  • Pruebas de función tiroidea: Para descartar hipotiroidismo.
  • Pruebas alérgicas: En casos de sospecha de reacciones alérgicas crónicas.

Tratamiento de la basofilia

El tratamiento de la basofilia depende de la causa subyacente. Algunas estrategias incluyen:

  • Tratar la condición subyacente: Manejo específico de alergias, infecciones o trastornos inflamatorios.
  • Terapia específica: Uso de antihistamínicos para reducir los efectos de los mediadores liberados por los basófilos.
  • Intervenciones hematológicas: En casos de trastornos mieloproliferativos, como el uso de agentes citotóxicos o terapia dirigida.

Importancia clínica de la basofilia

El reconocimiento de la basofilia es crucial para identificar y tratar condiciones subyacentes potencialmente graves. En el contexto clínico, la basofilia persistente o severa debe ser evaluada cuidadosamente por un profesional de la salud.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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