DICCIONARIO MÉDICO

Bastón

¿Qué es un bastón?

Los bastones, también conocidos como células bastón, son un tipo de fotorreceptores presentes en la retina del ojo humano. Junto con los conos, constituyen los dos tipos principales de células fotorreceptoras que son esenciales para la visión. Los bastones son responsables de la visión en condiciones de baja iluminación y son extremadamente sensibles a la luz, permitiendo la percepción de formas y movimientos en la oscuridad, aunque no distinguen los colores.

Anatómicamente, los bastones tienen una estructura alargada y cilíndrica, que es de donde deriva su nombre. Cada bastón está compuesto por varios segmentos que desempeñan funciones específicas en el proceso de fototransducción, el mecanismo mediante el cual la luz se convierte en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar como visión.

El segmento externo de los bastones contiene discos apilados que son ricos en una proteína llamada rodopsina, la cual es crucial para la detección de la luz. La rodopsina está compuesta por una proteína llamada opsina y un cromóforo llamado retinal. Cuando la luz incide en el bastón, el retinal cambia de forma (isomerización), lo que activa la rodopsina y desencadena una cascada de eventos bioquímicos conocidos como la cascada de fototransducción.

Esta cascada comienza con la activación de la rodopsina, que a su vez activa una proteína G llamada transducina. La transducina activa la fosfodiesterasa, una enzima que reduce los niveles de guanosina monofosfato cíclico (GMPc) en el citoplasma del bastón. La disminución de GMPc provoca el cierre de los canales de sodio dependientes de GMPc, lo que resulta en la hiperpolarización de la membrana del bastón. Esta hiperpolarización disminuye la liberación del neurotransmisor glutamato en la sinapsis con las células bipolares de la retina, modificando la señal que estas células envían al cerebro.

El segmento interno del bastón contiene mitocondrias y otros organelos celulares responsables de la producción de energía y la síntesis de proteínas. Este segmento también alberga el núcleo de la célula. El pedículo sináptico, situado en el extremo opuesto del bastón, establece conexiones sinápticas con las células bipolares y horizontales de la retina, facilitando la transmisión de señales visuales al cerebro.

Los bastones son predominantemente responsables de la visión escotópica, que es la visión en condiciones de poca luz. En estas condiciones, la sensibilidad extrema de los bastones permite detectar incluso los niveles más bajos de luz. Sin embargo, debido a que los bastones no están involucrados en la discriminación del color, la visión escotópica es en su mayoría en escala de grises.

En contraste, los conos, el otro tipo principal de células fotorreceptoras, son responsables de la visión fotópica, que es la visión en condiciones de buena iluminación, y de la percepción del color. Los conos son menos sensibles a la luz que los bastones pero son capaces de distinguir diferentes longitudes de onda de la luz, lo que permite la percepción de colores. La función complementaria de bastones y conos permite una visión eficaz en una amplia variedad de condiciones de iluminación.

La distribución de los bastones en la retina no es uniforme. Se encuentran en mayor densidad en la periferia de la retina y están prácticamente ausentes en la fóvea, que es la región central de la retina dominada por los conos y responsable de la agudeza visual y la visión en color. Esta distribución permite a los bastones detectar movimientos y proporcionar visión periférica en condiciones de poca luz, mientras que los conos en la fóvea proporcionan visión detallada y en color en condiciones de buena iluminación.

Las disfunciones en los bastones pueden llevar a varias condiciones visuales. Una de las más comunes es la ceguera nocturna o nictalopía, que es la dificultad para ver en condiciones de baja iluminación. La ceguera nocturna puede ser un síntoma de diversas enfermedades oculares, como la retinitis pigmentosa, un trastorno genético que causa la degeneración progresiva de los bastones y los conos en la retina.

Otra condición relacionada es el síndrome de Usher, una enfermedad genética que afecta tanto la audición como la visión y que puede resultar en la pérdida progresiva de la función de los bastones, llevando a la ceguera nocturna y la reducción del campo visual periférico. Las investigaciones actuales buscan desarrollar terapias genéticas y otros tratamientos para abordar estas condiciones degenerativas y preservar la función visual.

Los avances en la tecnología de imágenes y la biología molecular han permitido una mejor comprensión de la estructura y función de los bastones. Técnicas como la microscopía electrónica y la inmunohistoquímica han revelado detalles precisos de la organización celular y las vías bioquímicas involucradas en la fototransducción. Estos conocimientos están siendo aplicados en el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para tratar enfermedades retinianas y mejorar la salud visual.

En el ámbito de la investigación clínica, los estudios sobre los bastones también han contribuido al desarrollo de dispositivos de visión artificial y terapias con células madre. Los dispositivos de visión artificial, como los implantes retinianos, buscan restaurar la visión en individuos con pérdida severa de la función de los fotorreceptores. Las terapias con células madre tienen el potencial de regenerar los fotorreceptores dañados y restaurar la visión en enfermedades degenerativas de la retina.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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