DICCIONARIO MÉDICO

Biomarcador

¿Qué es un biomarcador?

Un biomarcador, también conocido como marcador biológico, es una característica medible que puede ser evaluada como un indicador de procesos biológicos normales, procesos patogénicos o respuestas farmacológicas a una intervención terapéutica. En el contexto de la medicina, los biomarcadores son herramientas cruciales que permiten a los médicos y científicos diagnosticar enfermedades, predecir y monitorear la progresión de enfermedades, y evaluar la respuesta a tratamientos. La identificación y validación de biomarcadores precisos y confiables es un área de investigación activa con el potencial de mejorar significativamente la atención médica.

Los biomarcadores pueden ser moléculas biológicas como proteínas, ácidos nucleicos (ADN, ARN), lípidos, metabolitos, o incluso células y patrones fisiológicos. Dependiendo de su aplicación, los biomarcadores se pueden clasificar en varias categorías, incluyendo biomarcadores de diagnóstico, pronóstico, predictivos y de respuesta al tratamiento.

Los biomarcadores de diagnóstico son aquellos que se utilizan para detectar la presencia de una enfermedad. Un ejemplo bien conocido es el antígeno prostático específico (PSA) que se utiliza para el diagnóstico del cáncer de próstata. Niveles elevados de PSA en la sangre pueden indicar la presencia de cáncer de próstata, aunque también pueden elevarse en otras condiciones no malignas. La precisión de los biomarcadores de diagnóstico es crucial para evitar falsos positivos y falsos negativos, que pueden llevar a tratamientos innecesarios o a la falta de tratamiento oportuno, respectivamente.

Los biomarcadores pronósticos proporcionan información sobre el curso probable de una enfermedad en ausencia de tratamiento. Estos biomarcadores pueden ayudar a predecir la progresión de la enfermedad y la supervivencia del paciente. Un ejemplo es el receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2) en el cáncer de mama. Las pacientes con cáncer de mama que tienen altos niveles de HER2 tienden a tener una enfermedad más agresiva y un peor pronóstico en comparación con aquellas que no lo tienen. Esta información es valiosa para tomar decisiones terapéuticas y planificar el manejo del paciente.

Los biomarcadores predictivos, por otro lado, son útiles para predecir la respuesta de un paciente a un tratamiento específico. Estos biomarcadores pueden ayudar a personalizar el tratamiento, asegurando que los pacientes reciban la terapia más efectiva y evitando tratamientos que probablemente no serán beneficiosos. Un ejemplo destacado es la mutación del gen KRAS en el cáncer colorrectal. Los pacientes con tumores que tienen mutaciones en KRAS no responden bien a los inhibidores del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), por lo que estos pacientes pueden ser tratados con otras terapias más efectivas.

Los biomarcadores de respuesta al tratamiento, también conocidos como biomarcadores farmacodinámicos, son utilizados para evaluar cómo un paciente está respondiendo a una intervención terapéutica. Estos biomarcadores pueden indicar si un medicamento está teniendo el efecto deseado y si el tratamiento debe continuar, ajustarse o cambiarse. Un ejemplo es la medición de los niveles de hemoglobina A1c en pacientes con diabetes. Este biomarcador proporciona una medida de los niveles promedio de glucosa en sangre durante los últimos tres meses y se utiliza para monitorear la efectividad del tratamiento antidiabético.

La identificación y validación de biomarcadores es un proceso complejo que implica varias etapas, desde el descubrimiento inicial hasta la validación clínica. En la etapa de descubrimiento, los investigadores utilizan tecnologías de alto rendimiento como la genómica, proteómica, metabolómica y transcriptómica para identificar posibles biomarcadores en muestras biológicas. Estas tecnologías permiten el análisis simultáneo de miles de moléculas, proporcionando una visión integral de los cambios biológicos asociados con una enfermedad o respuesta al tratamiento.

Una vez identificados, los biomarcadores potenciales deben ser validados en estudios clínicos para confirmar su precisión y relevancia. La validación clínica implica la evaluación del biomarcador en cohortes de pacientes para determinar su sensibilidad, especificidad, valor predictivo y utilidad clínica. Este proceso es crucial para asegurar que el biomarcador sea fiable y pueda ser utilizado en la práctica clínica para mejorar el diagnóstico, pronóstico o tratamiento de los pacientes.

Los biomarcadores también juegan un papel importante en la investigación de nuevas terapias y en la personalización de la medicina. En la medicina de precisión, los tratamientos se adaptan a las características individuales de cada paciente, incluidos sus perfiles genéticos, moleculares y clínicos. Los biomarcadores permiten identificar qué pacientes son más propensos a beneficiarse de una terapia específica y cuáles pueden experimentar efectos secundarios, optimizando así los resultados del tratamiento y reduciendo los riesgos.

En la oncología, el uso de biomarcadores ha transformado el enfoque del tratamiento del cáncer. Las pruebas de biomarcadores son ahora una parte rutinaria del diagnóstico y la planificación del tratamiento para muchos tipos de cáncer. La identificación de mutaciones genéticas específicas, como las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 en el cáncer de mama y ovario, ha permitido el desarrollo de terapias dirigidas que atacan directamente las alteraciones moleculares subyacentes al cáncer. Estas terapias dirigidas tienden a ser más efectivas y menos tóxicas que los tratamientos convencionales, ya que se enfocan en las células cancerosas sin dañar tanto a las células normales.

En el campo de las enfermedades neurodegenerativas, los biomarcadores están siendo desarrollados para la detección temprana y el monitoreo de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. En el Alzheimer, los biomarcadores como las proteínas beta-amiloide y tau en el líquido cefalorraquídeo, así como las imágenes de PET que detectan depósitos de amiloide en el cerebro, están siendo investigados como herramientas para el diagnóstico precoz y la monitorización de la progresión de la enfermedad. Estos biomarcadores podrían permitir la intervención temprana y el desarrollo de terapias más efectivas para retrasar o prevenir la progresión de la enfermedad.

En las enfermedades cardiovasculares, los biomarcadores como los niveles de troponina en sangre son esenciales para el diagnóstico de ataques cardíacos. La troponina es una proteína liberada cuando el músculo cardíaco está dañado, y sus niveles elevados en la sangre indican daño cardíaco. Los biomarcadores también se utilizan para evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el colesterol LDL y los niveles de proteína C-reactiva, que pueden ayudar a identificar a las personas con alto riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y guiar las decisiones de tratamiento preventivo.

En las enfermedades infecciosas, los biomarcadores son cruciales para la detección y el monitoreo de infecciones. Las pruebas de PCR, que amplifican el ADN o ARN de patógenos específicos, permiten la detección rápida y precisa de infecciones bacterianas, virales y fúngicas. Los biomarcadores inflamatorios, como la procalcitonina, pueden ayudar a distinguir entre infecciones bacterianas y virales, guiando el uso apropiado de antibióticos y reduciendo el riesgo de resistencia a los antibióticos.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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