DICCIONARIO MÉDICO

Calabar

Qué es el calabar

En medicina, el término calabar hace referencia a un signo clínico característico de una parasitosis provocada por el nematodo filárico Loa loa. Esta afección, conocida también como loiasis o “enfermedad de Calabar”, es endémica en regiones de África occidental y central, y se transmite por la picadura de moscas del género Chrysops, comúnmente llamadas “moscas del venado”.

La expresión “tumefacción de Calabar” designa una manifestación clínica de la infección: un edema subcutáneo localizado, transitorio, doloroso o pruriginoso, que aparece de manera súbita como resultado de la migración del parásito adulto por el tejido celular subcutáneo. Es uno de los signos más distintivos de esta parasitosis.

Agente etiológico de la loiasis

La loiasis está causada por el nematodo Loa loa, un parásito de tipo filárico que pertenece a la familia Onchocercidae. Se trata de un helminto de cuerpo alargado y cilíndrico, de color blanquecino, que puede medir entre 3 y 7 centímetros en estado adulto. Vive en el tejido subcutáneo del hospedador humano y tiene una notable capacidad de desplazamiento, lo que genera las manifestaciones clínicas típicas del calabar.

Vector de transmisión

El ciclo vital de Loa loa requiere un insecto vector para completarse. Este vector es la mosca Chrysops, perteneciente a la familia Tabanidae. Es un insecto diurno, hematófago, que se cría en ambientes húmedos y sombreados, especialmente en las zonas de bosque lluvioso del África subsahariana.

Cuando una mosca pica a un ser humano infectado, ingiere microfilarias que circulan por la sangre periférica. Estas microfilarias se desarrollan en la mosca durante 10 a 12 días hasta convertirse en larvas infectantes, que son transmitidas a otro ser humano en la siguiente picadura.

Fisiopatología de la infección

Tras la inoculación por la picadura de la mosca, las larvas de Loa loa migran hacia el tejido subcutáneo, donde maduran durante varios meses. Una vez adultos, los gusanos se desplazan por el tejido conectivo, en especial del tronco y extremidades, provocando inflamación, hipersensibilidad y reacciones inmunológicas locales.

Durante su migración, pueden atravesar la conjuntiva del ojo, lo que constituye otro signo clínico distintivo. El sistema inmunitario del huésped reacciona frente a los antígenos liberados por el parásito, generando eosinofilia periférica y fenómenos de hipersensibilidad tipo I y III.

Manifestaciones clínicas de la loiasis

Tumefacción de Calabar

Es la presentación más característica. Se trata de una tumefacción edematosa, no eritematosa, blanda, dolorosa o pruriginosa, de aparición brusca y localización habitual en extremidades. Suele durar entre 1 y 3 días y migrar de una zona a otra, en concordancia con el desplazamiento del parásito.

Migración subconjuntival

En algunos pacientes, el parásito adulto se desplaza por debajo de la conjuntiva bulbar, siendo visible a simple vista. Esto produce sensación de cuerpo extraño, dolor ocular, fotofobia, lagrimeo y ocasionalmente inflamación conjuntival.

Síntomas generales

  • Prurito intenso, localizado o generalizado
  • Urticaria y exantemas migratorios
  • Eosinofilia sanguínea significativa
  • Fiebre episódica, a menudo coincidente con las migraciones del parásito

Diagnóstico clínico y parasitológico

El diagnóstico de la parasitosis por Loa loa puede establecerse mediante:

  1. Historia clínica y epidemiológica: exposición en zonas endémicas, síntomas sugestivos.
  2. Examen ocular directo: observación del parásito en la conjuntiva.
  3. Estudios hematológicos: eosinofilia periférica, pruebas serológicas específicas.
  4. Microfilaremia: detección de microfilarias en frotis de sangre periférica obtenidos durante el día.
  5. PCR: técnicas moleculares para detección del ADN de Loa loa.

Diagnóstico diferencial

Es importante diferenciar esta parasitosis de otras condiciones que también cursan con tumefacciones, eosinofilia o migración larval:

  • Onchocercosis (ceguera de los ríos)
  • Filariasis linfática
  • Larva migrans cutánea
  • Reacciones alérgicas idiopáticas
  • Celulitis y otras infecciones bacterianas cutáneas

Tratamiento de la loiasis

El tratamiento depende de la carga parasitaria y la gravedad de los síntomas:

Tratamiento farmacológico

  • Diethylcarbamazina (DEC): antiparasitario de elección, actúa sobre adultos y microfilarias.
  • Albendazol: en casos con alta microfilaremia, usado antes de DEC para disminuir riesgo de reacciones severas.
  • Corticoterapia: para mitigar reacciones inflamatorias graves.

Tratamiento quirúrgico

Cuando el parásito es visible y accesible (especialmente en el ojo), puede extraerse quirúrgicamente bajo anestesia local.

Complicaciones del tratamiento

El uso de DEC en pacientes con cargas microfiláricas muy elevadas puede desencadenar reacciones adversas graves, como:

  • Encefalopatía post-tratamiento
  • Reacciones anafilactoides
  • Exacerbación del edema y la inflamación

Por ello, es fundamental valorar previamente la microfilaremia y realizar una vigilancia estrecha durante el tratamiento.

Prevención del calabar

Las estrategias preventivas se basan en el control del vector y la protección individual:

  • Evitar zonas selváticas endémicas durante las horas de mayor actividad de la mosca (Chrysops)
  • Uso de repelentes, ropa protectora y redes mosquiteras
  • Educación sanitaria en poblaciones de riesgo
  • Control vectorial con medidas entomológicas integradas

Epidemiología

La loiasis es endémica en más de 10 países del África central y occidental, como Nigeria, Camerún, Gabón, República del Congo y República Centroafricana. Afecta a millones de personas y constituye un importante problema de salud pública en estas regiones.

Los casos importados pueden observarse en viajeros, misioneros y cooperantes internacionales, lo que convierte al calabar en un diagnóstico a considerar ante edema migratorio en pacientes con antecedentes de viaje a zonas tropicales africanas.

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