DICCIONARIO MÉDICO

Desaferentación

Qué es la desaferentación

La desaferentación es un proceso neurológico que implica la interrupción parcial o completa de las señales sensoriales que viajan desde la periferia hacia el sistema nervioso central (SNC). Este fenómeno puede ocurrir debido a lesiones traumáticas, intervenciones quirúrgicas, enfermedades neurodegenerativas o daño a los nervios periféricos. La desaferentación está asociada a una amplia gama de síntomas, que incluyen dolor crónico, pérdida de sensibilidad y alteraciones motoras.

El término desaferentación hace referencia a la desconexión de las vías aferentes responsables de transmitir información sensorial al cerebro y la médula espinal. Estas vías transportan estímulos como el dolor, la temperatura, el tacto y la propiocepción, fundamentales para la percepción y el control motor. La desaferentación puede ser parcial o completa, dependiendo de la magnitud del daño.

Clasificación de la desaferentación

La desaferentación puede clasificarse según su origen y extensión:

  • Desaferentación periférica: ocurre en los nervios periféricos o las raíces nerviosas.
  • Desaferentación central: afecta al sistema nervioso central, como el tálamo o la médula espinal.

Causas de la desaferentación

Las causas de la desaferentación son diversas y abarcan desde traumatismos hasta enfermedades neurológicas. Entre las principales se incluyen:

Lesiones traumáticas

  • Amputaciones: generan un vacío sensorial en las vías aferentes, lo que puede dar lugar al dolor fantasma.
  • Lesiones medulares: interrumpen las vías sensoriales ascendentes hacia el cerebro.
  • Lesiones nerviosas periféricas: como las causadas por cortes, compresión o estiramiento.

Intervenciones quirúrgicas

  • Neurolisis: procedimientos destinados a aliviar el dolor mediante la interrupción de las vías nerviosas.
  • Descompresión espinal: aunque alivia los síntomas de compresión, puede causar daño a los nervios en algunos casos.

Enfermedades neurológicas

  • Neuropatías periféricas: causadas por diabetes, infecciones o toxinas.
  • Esclerosis múltiple: desmielinización que afecta las vías aferentes.
  • Accidentes cerebrovasculares: dañan las áreas del cerebro responsables de procesar las señales sensoriales.

Enfermedades degenerativas

  • Enfermedad de Parkinson: afecta la modulación sensorial y motora.
  • Atrofia multisistémica: compromete las vías neurológicas centrales y periféricas.

Síntomas de la desaferentación

Los síntomas de la desaferentación varían ampliamente dependiendo de la localización y la extensión de la lesión. Los más comunes incluyen:

Alteraciones sensoriales

  • Pérdida de sensibilidad: incapacidad para percibir estímulos táctiles, dolorosos o térmicos.
  • Dolor neuropático: sensación de quemazón, hormigueo o punzadas en áreas afectadas.

Alteraciones motoras

  • Incoordinación: dificultad para realizar movimientos precisos debido a la falta de propiocepción.
  • Espasticidad: rigidez muscular como resultado de alteraciones en el control motor.

Impacto psicológico

  • Ansiedad: relacionada con la pérdida funcional y el dolor crónico.
  • Depresión: especialmente en casos de dolor persistente.

Diagnóstico de la desaferentación

El diagnóstico de la desaferentación requiere una evaluación exhaustiva que incluye:

Historia clínica

Se recopila información detallada sobre síntomas, eventos traumáticos o enfermedades previas.

Exploración neurológica

  • Pruebas sensoriales: evaluación de la sensibilidad al tacto, temperatura y dolor.
  • Pruebas motoras: determinación de la coordinación y fuerza muscular.

Estudios complementarios

  • Electromiografía (EMG): mide la actividad eléctrica en los nervios y músculos.
  • Imágenes por resonancia magnética (RM): identifica lesiones estructurales en el sistema nervioso.
  • Potenciales evocados: evalúan la conducción sensorial en las vías aferentes.

Manejo clínico de la desaferentación

El manejo de la desaferentación incluye una combinación de enfoques farmacológicos, terapias físicas y psicológicas para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Tratamiento farmacológico

  • Analgesia: medicamentos como pregabalina, gabapentina o antidepresivos tricíclicos para el dolor neuropático.
  • Relajantes musculares: como baclofeno para tratar la espasticidad.
  • Analgésicos tópicos: cremas con capsaicina o parches de lidocaína.

Fisioterapia y rehabilitación

  • Ejercicios de propiocepción: para mejorar el control motor.
  • Estimulación eléctrica: reduce el dolor y mejora la función muscular.

Apoyo psicológico

  • Terapia cognitivo-conductual: ayuda a manejar el impacto emocional del dolor crónico.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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