DICCIONARIO MÉDICO

Dolor agudo

Qué es el dolor agudo

El dolor agudo es una respuesta fisiológica inmediata y de corta duración que se presenta como una señal de alarma ante una lesión, enfermedad o condición médica. Este tipo de dolor tiene una función protectora, alertando al organismo sobre un daño tisular potencial o real. A diferencia del dolor crónico, el dolor agudo tiene un inicio repentino y, en general, desaparece una vez que la causa subyacente se ha resuelto.

Causas del dolor agudo

Las causas del dolor agudo son variadas y abarcan desde lesiones traumáticas hasta condiciones médicas subyacentes. Algunas de las más comunes incluyen:

  • Lesiones físicas: cortes, quemaduras, fracturas, esguinces o contusiones.
  • Intervenciones quirúrgicas: el dolor postoperatorio es una forma común de dolor agudo.
  • Infecciones: como abscesos, otitis o infecciones dentales.
  • Condiciones inflamatorias: apendicitis, pancreatitis o artritis aguda.
  • Dolores viscerales: relacionados con órganos internos, como cólicos renales o biliares.
  • Exposición a estímulos extremos: calor, frío o presión excesiva.

La identificación precisa de la causa del dolor agudo es esencial para su manejo adecuado y para prevenir complicaciones a largo plazo.

Diagnóstico del dolor agudo

El diagnóstico del dolor agudo requiere una evaluación clínica detallada, que incluye:

Historia clínica

La anamnesis es fundamental para identificar las características del dolor y su posible origen. Se deben considerar:

  • Inicio del dolor: momento exacto en que comenzó.
  • Localización: área del cuerpo afectada.
  • Intensidad: escala de 0 a 10 para valorar la severidad.
  • Duración: episodios intermitentes o persistentes.
  • Factores desencadenantes: actividades o estímulos que agravan o alivian el dolor.

Examen físico

Incluye la palpación, observación de signos externos (inflamación, hematomas) y pruebas específicas para determinar el origen del dolor agudo.

Pruebas complementarias

Dependiendo de la sospecha clínica, pueden realizarse:

  • Imágenes diagnósticas: radiografías, ecografías, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM).
  • Análisis de laboratorio: hemogramas, pruebas de inflamación o marcadores específicos según la condición sospechada.

Un diagnóstico certero es clave para abordar el dolor agudo de manera efectiva.

Tratamiento del dolor agudo

El tratamiento del dolor agudo está orientado a aliviar los síntomas mientras se aborda la causa subyacente. Las estrategias terapéuticas incluyen:

Tratamientos farmacológicos

  • Analgésicos no opioides: como paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para dolores leves a moderados.
  • Analgésicos opioides: en casos de dolor severo, como fracturas graves o postoperatorios.
  • Bloqueos nerviosos: infiltración de anestésicos locales para aliviar el dolor regional.

Tratamientos no farmacológicos

  • Terapia física: ejercicios controlados y movilización temprana.
  • Técnicas de relajación: para reducir la percepción del dolor.
  • Aplicación de frío o calor: dependiendo de la naturaleza del dolor.

Manejo específico según la causa

Además del alivio sintomático, es imprescindible tratar la causa subyacente del dolor agudo. Por ejemplo:

  • Cirugía: para corregir problemas como apendicitis, fracturas o vólvulos.
  • Antibióticos: en casos de infecciones bacterianas.
  • Inmovilización: en lesiones musculoesqueléticas.

Un abordaje integral asegura el manejo efectivo del dolor agudo y minimiza el riesgo de complicaciones.

Importancia del tratamiento temprano del dolor agudo

El manejo precoz y adecuado del dolor agudo es esencial para prevenir la progresión hacia el dolor crónico. Una intervención efectiva no solo mejora la calidad de vida del paciente, sino que también facilita la recuperación de la condición subyacente. Los avances en las estrategias terapéuticas permiten personalizar el tratamiento según las necesidades individuales, garantizando resultados óptimos en cada caso.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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