Equinococosis renal

Infestación parasitaria causada por la larva de la tenia Equinococcus granulosus. En España es hoy una enfermedad poco frecuente. El ciclo vital del parásito atraviesa varias fases: la forma adulta de gusano reside en el intestino del perro, su huésped definitivo, tiene entre 3-9 mm de longitud.

Los huevos son expulsados por las heces del perro y contamina los alimentos, que son ingeridos por el hombre. La larva penetra a través de la pared del duodeno y, habitualmente, afecta al hígado. Aproximadamente el 3% escapa del atrapamiento hepático y pulmonar y alcanza e infecta los riñones. La larva es sometida a vesiculización y forma un quiste hidatídico que se desarrolla gradualmente a una velocidad de un centímetro por año. El quiste del equinococo en el riñón suele ser único y localizado en el córtex renal. La pared del quiste hidatídico tiene tres zonas: una periférica, de fibroblastos derivados de los tejidos del huésped, que puede calcificarse; una lámina intermedia, que llega a hialinizarse; y una lámina interna compuesta del epitelio nucleado y que se denomina membrana germinal.

De la membrana germinal surgen las vesículas hijas, que pueden ser numerosas y que están llenas de larvas. La clínica suele ser anodina, aunque ocasionalmente puede haber dolor lumbar o hematuria. El diagnóstico radiológico mediante TAC pone en evidencia la existencia de un quiste, dentro del cual se objetivan múltiples vesículas hijas características de la enfermedad.

Se confirma mediante pruebas inmunológicas específicas. El tratamiento es quirúrgico y debe tenerse el máximo cuidado en no romper el quiste por el riesgo de reacción anafiláctica o diseminación.