DICCIONARIO MÉDICO

Glaucoma congénito

El glaucoma congénito es una enfermedad ocular rara que afecta principalmente a recién nacidos y a bebés menores de 3 años. Esta patología se caracteriza por un aumento anormal de la presión intraocular (PIO), lo que provoca daños progresivos en el nervio óptico y puede conducir a la pérdida de visión si no se diagnostica y trata a tiempo.

¿Qué es el glaucoma congénito?

El glaucoma congénito es una patología que se presenta al nacimiento o en los primeros meses de vida y suele deberse a anomalías en el desarrollo del sistema de drenaje del ojo. Este sistema, compuesto principalmente por el trabéculo y el canal de Schlemm, permite la salida del humor acuoso, el líquido encargado de mantener la presión ocular. Cuando esta estructura no funciona correctamente, se acumula líquido en el ojo, aumentando la presión intraocular.

Existen dos tipos principales de glaucoma congénito:

  • Glaucoma congénito primario: Se desarrolla sin una causa secundaria identificable y es el tipo más común.
  • Glaucoma congénito secundario: Aparece asociado a otras enfermedades oculares o sistémicas.

Síntomas del glaucoma congénito

Los síntomas del glaucoma congénito pueden manifestarse de diferentes maneras. Los más frecuentes incluyen:

  • Lagrimeo excesivo (epífora).
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia).
  • Espasmos del párpado (blefaroespasmo).
  • Agrandamiento anormal del ojo (buftalmos).
  • Opacidad en la córnea debido al aumento de presión.

El glaucoma congénito en bebés y en niños puede ser difícil de detectar, ya que los recién nacidos no pueden expresar sus síntomas. Por ello, los padres y los profesionales deben estar atentos a señales como el tamaño excesivo de los ojos o la irritabilidad en presencia de luz.

¿Tiene cura el glaucoma congénito?

Una de las preguntas más frecuentes es si tiene cura el glaucoma congénito. Aunque no existe una cura definitiva, un diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado permiten controlar la enfermedad y preservar la visión. La intervención temprana es clave para evitar daños irreversibles en el nervio óptico.

Diagnóstico del glaucoma congénito

El diagnóstico del glaucoma congénito se realiza mediante un examen ocular completo. Las pruebas más comunes incluyen:

  1. Medición de la presión intraocular (tonometría).
  2. Observación de la córnea para detectar opacidades.
  3. Evaluación del ángulo de drenaje ocular mediante gonioscopia.
  4. Examen del nervio óptico para detectar daños.

Tratamiento del glaucoma congénito

El tratamiento del glaucoma congénito es principalmente quirúrgico. El objetivo es reducir la presión intraocular y permitir el correcto drenaje del humor acuoso. Las técnicas quirúrgicas más utilizadas son:

  • Goniotomía: Se realiza una incisión en el ángulo de drenaje del ojo para mejorar el flujo del humor acuoso.
  • Trabeculotomía: Se abre el sistema de drenaje para facilitar la salida del líquido intraocular.
  • Trabeculectomía: Se crea una nueva vía de salida para el humor acuoso.

En algunos casos, se pueden utilizar medicamentos como gotas para reducir temporalmente la presión intraocular, pero no sustituyen a la cirugía.

Glaucoma congénito unilateral

El glaucoma congénito unilateral afecta a un solo ojo. Aunque es menos común que la forma bilateral, puede ser igualmente grave si no se trata a tiempo. El diagnóstico y tratamiento precoz son fundamentales para preservar la función visual del ojo afectado.

Pronóstico del glaucoma congénito

El pronóstico del glaucoma congénito depende de la rapidez con la que se diagnostica y se inicia el tratamiento. Los niños que reciben atención temprana tienen mayores probabilidades de mantener una visión útil. El seguimiento médico regular es esencial para controlar la presión ocular y evitar complicaciones.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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