DICCIONARIO MÉDICO

Glomerulonefritis inmunotactoide

Qué es la glomerulonefritis inmunotactoide

La glomerulonefritis inmunotactoide es una enfermedad renal rara que se caracteriza por la presencia de depósitos organizados en los glomérulos, formados por inmunoglobulinas y componentes del complemento. Estos depósitos presentan una estructura fibrilar o microtubular única, lo que la diferencia de otras glomerulopatías fibrilares. Esta condición está asociada frecuentemente con enfermedades sistémicas como neoplasias, trastornos autoinmunes o infecciones crónicas, aunque también puede presentarse de forma idiopática.

Características de la glomerulonefritis inmunotactoide

La glomerulonefritis inmunotactoide afecta la estructura y función de los glomérulos, conduciendo a la pérdida de la capacidad de filtración renal. Sus características principales incluyen:

  • Depósitos glomerulares: Organización en forma de microtúbulos o fibrillas con un diámetro mayor a 30 nm.
  • Inmunoglobulinas y complemento: Los depósitos contienen IgG (especialmente IgG4) y componentes del complemento, como C3.
  • Progresión renal: Puede evolucionar rápidamente hacia insuficiencia renal si no se diagnostica y trata a tiempo.

Fisiopatología

La fisiopatología de la glomerulonefritis inmunotactoide se basa en la formación de complejos inmunes que se depositan en el mesangio y en la membrana basal glomerular. Esto genera una respuesta inflamatoria que daña las estructuras renales. Los depósitos organizados en forma de fibrillas o microtúbulos activan el sistema del complemento, provocando:

  • Lesión de los podocitos: Alteración de la barrera de filtración.
  • Inflamación glomerular: Con proliferación de células mesangiales.
  • Depósito de fibrina: Genera esclerosis y fibrosis progresiva.

Síntomas de la glomerulonefritis inmunotactoide

Los pacientes con glomerulonefritis inmunotactoide suelen presentar manifestaciones clínicas inespecíficas relacionadas con el daño renal progresivo. Entre los principales síntomas se incluyen:

  • Proteinuria: Generalmente en rango nefrótico (más de 3.5 g/día).
  • Hematuria: Presencia de sangre en la orina, generalmente microscópica.
  • Edema: Hinchazón en extremidades inferiores y rostro.
  • Hipertensión arterial: Secundaria a la pérdida de función renal.
  • Insuficiencia renal progresiva: Con elevación de creatinina y disminución de la tasa de filtración glomerular (TFG).

Diagnóstico de la glomerulonefritis inmunotactoide

El diagnóstico de la glomerulonefritis inmunotactoide requiere una combinación de pruebas clínicas, de laboratorio y estudios histopatológicos para confirmar la presencia de depósitos organizados en los glomérulos.

Pruebas de laboratorio

  • Análisis de orina: Proteinuria y hematuria persistentes.
  • Función renal: Niveles elevados de creatinina y disminución de la TFG.
  • Inmunoglobulinas y complemento: Detección de niveles anormales de IgG y C3 en sangre.

Biopsia renal

La biopsia renal es la prueba diagnóstica definitiva. Los hallazgos incluyen:

  • Microscopía electrónica: Depósitos organizados en forma de microtúbulos o fibrillas.
  • Inmunofluorescencia: Depósitos positivos para IgG y C3.
  • Microscopía óptica: Proliferación mesangial y expansión de la matriz.

Tratamiento de la glomerulonefritis inmunotactoide

El tratamiento de la glomerulonefritis inmunotactoide es desafiante y está enfocado en controlar la inflamación y retrasar la progresión de la enfermedad renal. Las opciones terapéuticas incluyen:

Inmunosupresores

  • Corticosteroides: Para reducir la inflamación glomerular.
  • Ciclofosfamida: Usada en casos graves o refractarios.
  • Rituximab: Terapia biológica dirigida para pacientes con enfermedad persistente.

Tratamiento de soporte

  • Inhibidores de la ECA o ARAs: Reducen la proteinuria y protegen la función renal.
  • Diuréticos: Para el manejo del edema.
  • Control de la presión arterial: Previene complicaciones cardiovasculares.

Pronóstico de la glomerulonefritis inmunotactoide

El pronóstico de la glomerulonefritis inmunotactoide varía según la causa subyacente y la respuesta al tratamiento. En casos asociados a enfermedades sistémicas, el manejo de la patología de base puede mejorar significativamente la evolución renal. Sin embargo, en pacientes con progresión rápida, la enfermedad puede conducir a insuficiencia renal terminal, requiriendo diálisis o trasplante renal.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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