Glomerulonefritis membranosa

Qué es la glomerulonefritis membranosa

La glomerulonefritis membranosa, también conocida como glomerulopatía membranosa, es una enfermedad renal caracterizada por el depósito de complejos inmunes en la membrana basal glomerular, lo que provoca su engrosamiento y una alteración en la función de filtración renal. Es una de las principales causas de síndrome nefrótico en adultos, y puede clasificarse como primaria o secundaria, dependiendo de su etiología.

Causa de la glomerulonefritis membranosa

La causa de la glomerulonefritis membranosa varía según se trate de su forma primaria o secundaria. En la mayoría de los casos, la glomerulonefritis membranosa primaria se debe a un proceso autoinmunitario, mientras que la glomerulonefritis membranosa secundaria está asociada a enfermedades subyacentes o exposición a ciertos agentes.

Glomerulonefritis membranosa primaria

• La forma primaria es autoinmune y suele estar relacionada con la presencia de anticuerpos contra el receptor de fosfolipasa A2 (PLA2R) en los podocitos.
• En algunos casos, se han identificado otros objetivos inmunológicos, como los anticuerpos contra THSD7A.

Glomerulonefritis membranosa secundaria

Las causas secundarias incluyen:

• Infecciones crónicas: Hepatitis B, hepatitis C, sífilis.
• Trastornos autoinmunes: Lupus eritematoso sistémico.
• Exposición a fármacos: Uso de AINEs, penicilamina, sales de oro.
• Neoplasias malignas: Cáncer de pulmón, mama, colon o melanoma.

Glomerulonefritis membranosa difusa

El término glomerulonefritis membranosa difusa se utiliza para describir el compromiso generalizado de los glomérulos renales, caracterizado por el engrosamiento homogéneo de la membrana basal glomerular. Esta presentación es común tanto en formas primarias como secundarias de la enfermedad.

Síntomas de la glomerulonefritis membranosa

Los síntomas de la glomerulonefritis membranosa están relacionados con la pérdida de la capacidad de filtración renal y la aparición de síndrome nefrótico. Entre los signos y síntomas más comunes se encuentran:

• Proteinuria masiva: Excreción de proteínas en la orina superior a 3.5 g/día.
• Hipoalbuminemia: Niveles bajos de albúmina en sangre.
• Edema: Hinchazón en extremidades inferiores y rostro.
• Hiperlipidemia: Aumento de colesterol y triglicéridos.
• Hipertensión arterial: Elevación de la presión arterial en etapas avanzadas.
• Hematuria: Presencia de sangre en la orina, generalmente microscópica.

Diagnóstico de la glomerulonefritis membranosa

El diagnóstico de la glomerulonefritis membranosa requiere una combinación de hallazgos clínicos, de laboratorio y estudios histológicos obtenidos mediante biopsia renal.

Pruebas de laboratorio

• Análisis de orina: Proteinuria en rango nefrótico, hematuria microscópica.
• Pruebas inmunológicas: Presencia de anticuerpos anti-PLA2R en sangre.
• Función renal: Evaluación de creatinina sérica y tasa de filtración glomerular (TFG).

Biopsia renal

La biopsia renal es fundamental para confirmar el diagnóstico y determinar la gravedad de la afectación. Los hallazgos característicos incluyen:

• Microscopía óptica: Engrosamiento difuso de la membrana basal.
• Microscopía electrónica: Depósitos subepiteliales de complejos inmunes.
• Inmunofluorescencia: Depósitos positivos para IgG y C3.

Tratamiento de la glomerulonefritis membranosa

El tratamiento de la glomerulonefritis membranosa depende de la gravedad de la enfermedad y de su causa subyacente. Las estrategias terapéuticas incluyen:

Tratamiento inmunosupresor

• Corticosteroides: Utilizados para reducir la inflamación glomerular.
• Ciclofosfamida: Usada en combinación con corticosteroides en casos graves.
• Rituximab: Terapia dirigida para pacientes con anticuerpos anti-PLA2R positivos.

Tratamiento de soporte

• Inhibidores de la ECA o ARAs: Reducen la proteinuria y protegen la función renal.
• Diuréticos: Para controlar el edema.
• Control de lípidos: Uso de estatinas para reducir la hiperlipidemia.

Pronóstico de la glomerulonefritis membranosa

El pronóstico de la glomerulonefritis membranosa depende de la respuesta al tratamiento y de la presencia de factores de riesgo como hipertensión o insuficiencia renal avanzada. Algunos pacientes logran remisión completa con tratamiento adecuado, mientras que otros pueden progresar hacia insuficiencia renal crónica, requiriendo diálisis o trasplante renal.

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