DICCIONARIO MÉDICO

Hemorroide prolapsada

Una hemorroide prolapsada se refiere a una hemorroide interna que ha salido fuera del canal anal, generalmente debido a un esfuerzo significativo durante la evacuación o a un debilitamiento progresivo del tejido de soporte en la región anal. Este tipo de hemorroide puede causar incomodidad, sangrado, dolor e inflamación, y su tratamiento puede variar desde medidas conservadoras hasta intervenciones quirúrgicas dependiendo de su gravedad.

Qué es una hemorroide prolapsada

Las hemorroides prolapsadas son un tipo de hemorroide interna que se desplaza fuera del canal anal. Este fenómeno ocurre cuando las venas hemorroidales internas se inflaman y se debilitan, permitiendo que el tejido hemorroidal se desplace hacia el exterior. Dependiendo de su grado, el prolapso puede ser reversible espontáneamente, requerir una reducción manual o volverse irreducible.

Causas de las hemorroides prolapsadas

Las principales causas de una hemorroide prolapsada incluyen:

  • Esfuerzo excesivo: Durante la evacuación, como en casos de estreñimiento crónico.
  • Envejecimiento: La pérdida de elasticidad del tejido de soporte en el canal anal con el tiempo.
  • Embarazo: La presión abdominal aumenta la carga en las venas hemorroidales.
  • Estilo de vida sedentario: La falta de actividad física puede contribuir al desarrollo de hemorroides prolapsadas.
  • Levantamiento de objetos pesados: Incrementa la presión intraabdominal.

Síntomas de una hemorroide prolapsada

Los síntomas característicos de una hemorroide prolapsada incluyen:

  • Sensación de bulto: Un tejido palpable o visible que sobresale del ano.
  • Sangrado rectal: Generalmente de color rojo brillante, asociado con la defecación.
  • Prurito anal: Picazón causada por la irritación o secreción de moco.
  • Dolor: Especialmente si la hemorroide prolapsada está trombosada.
  • Inflamación: Hinchazón alrededor del área anal.

Grados de hemorroides prolapsadas

Las hemorroides prolapsadas se clasifican en grados según la severidad del prolapso:

  1. Grado I: No hay prolapso, pero puede haber inflamación o sangrado.
  2. Grado II: Prolapso durante la evacuación que se reduce espontáneamente.
  3. Grado III: Prolapso que requiere reducción manual.
  4. Grado IV: Prolapso irreducible, asociado con complicaciones como trombosis.

Diagnóstico de una hemorroide prolapsada

El diagnóstico de una hemorroide prolapsada incluye:

  • Historia clínica: Evaluación de síntomas específicos como sangrado, dolor y prolapso.
  • Examen físico: Inspección visual y tacto rectal para determinar el grado de prolapso.
  • Anoscopia: Procedimiento para examinar el canal anal y las hemorroides internas prolapsadas.

Tratamiento de una hemorroide prolapsada

Opciones conservadoras

  • Modificación dietética: Aumentar la ingesta de fibra y líquidos para prevenir el estreñimiento.
  • Baños de asiento: Para aliviar la inflamación y el malestar.
  • Medicamentos tópicos: Cremas y supositorios para reducir la inflamación.

Intervenciones médicas

  • Ligadura con bandas elásticas: Útil para grados II y III.
  • Escleroterapia: Inyección de agentes químicos para reducir el tejido hemorroidal.
  • Hemorroidectomía: Extirpación quirúrgica en casos severos (grado IV).

Cuándo acudir al médico

Debe buscar atención médica si experimenta:

  • Sangrado persistente: Especialmente si ocurre sin esfuerzo.
  • Dolor intenso: Podría indicar complicaciones como trombosis.
  • Prolapso irreducible: Situación que requiere evaluación urgente.

Preguntas frecuentes sobre las hemorroides prolapsadas

¿Pueden las hemorroides prolapsadas desaparecer por sí solas?

En grados leves (I y II), los síntomas pueden mejorar con cambios en la dieta y el estilo de vida, pero en casos más avanzados, puede requerirse tratamiento médico.

¿Las hemorroides prolapsadas siempre necesitan cirugía?

No siempre. Opciones como la ligadura con bandas elásticas o la escleroterapia pueden ser suficientes en casos menos graves.

¿Qué pasa si no se trata una hemorroide prolapsada?

El retraso en el tratamiento puede llevar a complicaciones como trombosis, ulceración o anemia por sangrado crónico.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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