DICCIONARIO MÉDICO

Hepatitis fulminante

La hepatitis fulminante, también conocida como fallo hepático fulminante, es una condición médica grave caracterizada por una pérdida rápida de la función hepática en una persona previamente sana. Esta enfermedad puede evolucionar en días o semanas, resultando en complicaciones como encefalopatía hepática, coagulopatía y, en casos severos, insuficiencia multiorgánica. Identificar sus causas, síntomas y manejo adecuado es crucial debido a su alta tasa de mortalidad si no se trata de forma oportuna.

Qué es hepatitis fulminante

La hepatitis fulminante es un síndrome clínico caracterizado por una necrosis masiva del tejido hepático que resulta en fallo hepático agudo. Se clasifica como fulminante cuando ocurre dentro de las primeras 8 semanas desde el inicio de los síntomas, y puede ser causada por infecciones virales, intoxicación por fármacos o enfermedades autoinmunes. El diagnóstico temprano es fundamental para mejorar el pronóstico y, en muchos casos, un trasplante de hígado es la única opción terapéutica viable.

Causas de hepatitis fulminante

Existen múltiples etiologías asociadas a la hepatitis fulminante, incluyendo:

  • Hepatitis viral: Los virus de la hepatitis A, B y E son las causas más comunes a nivel mundial. La hepatitis B fulminante es particularmente grave, especialmente cuando coexiste con infección por el virus delta.
  • Fármacos y toxinas: Sobredosis de paracetamol y reacciones idiosincráticas a medicamentos como los antibióticos o antiepilépticos.
  • Hepatitis autoinmune fulminante: Una forma grave de hepatitis mediada por el sistema inmunológico.
  • Otras causas: Enfermedades metabólicas, shock séptico, enfermedad de Wilson o isquemia hepática.

Síntomas de hepatitis fulminante

Los síntomas de la hepatitis fulminante suelen ser inespecíficos en etapas tempranas, pero progresan rápidamente. Entre los principales síntomas se encuentran:

  • Fatiga extrema: Un síntoma inicial común asociado a la disfunción hepática.
  • Ictericia: Coloración amarilla de la piel y los ojos debido a la acumulación de bilirrubina.
  • Encefalopatía hepática: Confusión mental, somnolencia o coma.
  • Sangrado espontáneo: Por alteración de la coagulación.

Diagnóstico de hepatitis fulminante

El diagnóstico de la hepatitis fulminante implica una combinación de historia clínica, exploración física y pruebas complementarias:

  • Pruebas de función hepática: Elevación marcada de las transaminasas, bilirrubina y prolongación del tiempo de protrombina.
  • Serología viral: Para descartar infección por hepatitis viral.
  • Biopsia hepática: En casos seleccionados, para confirmar necrosis masiva.
  • Criterios clínicos: Los criterios de hepatitis fulminante incluyen evidencia de fallo hepático agudo y encefalopatía en un paciente previamente sano.

Tratamiento de hepatitis fulminante

El manejo de la hepatitis fulminante es complejo y requiere un enfoque multidisciplinario. Las principales estrategias incluyen:

  • Medidas de soporte: Control estricto de la función cardiovascular, renal y respiratoria.
  • Tratamiento etiológico: Antivirales en hepatitis viral, N-acetilcisteína en sobredosis de paracetamol, o inmunosupresores en hepatitis autoinmune.
  • Trasplante hepático: Considerado la opción definitiva en pacientes que no responden al tratamiento médico.

Pronóstico de hepatitis fulminante

El pronóstico de la hepatitis fulminante depende de factores como la causa subyacente, la rapidez del diagnóstico y el acceso al tratamiento. Sin trasplante hepático, la tasa de mortalidad puede superar el 80%. Con un trasplante oportuno, el pronóstico mejora significativamente.

Cuándo acudir al médico

Debe buscarse atención médica inmediata si se experimentan:

  • Ictericia súbita: Coloración amarilla intensa de piel y ojos.
  • Alteraciones neurológicas: Confusión, somnolencia o pérdida de conciencia.
  • Sangrados espontáneos: Por ejemplo, en encías o piel.

Preguntas frecuentes sobre hepatitis fulminante

¿Qué diferencia hay entre hepatitis fulminante y hepatitis aguda?

La hepatitis aguda puede ser autolimitada y no necesariamente conduce a fallo hepático. En contraste, la hepatitis fulminante implica fallo hepático agudo grave y rápida progresión hacia complicaciones severas.

¿Se puede prevenir la hepatitis fulminante?

En algunos casos, sí. Las vacunas contra la hepatitis A y B, el manejo responsable de medicamentos y evitar el consumo de tóxicos pueden reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

¿Qué opciones hay si no es posible un trasplante?

En pacientes no candidatos a trasplante, se enfocan medidas de soporte intensivo para maximizar la recuperación espontánea del hígado, aunque las tasas de supervivencia son menores.

¿La hepatitis fulminante es contagiosa?

Solo si está causada por infecciones virales como la hepatitis A, B o E, las cuales pueden transmitirse por contacto con fluidos corporales o alimentos contaminados.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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