DICCIONARIO MÉDICO

Hiposmia

La hiposmia es un trastorno médico caracterizado por una disminución parcial de la capacidad para percibir olores. Esta condición puede ser transitoria o crónica, dependiendo de su causa subyacente, y puede afectar significativamente la calidad de vida del paciente. El sentido del olfato juega un papel fundamental en la percepción de sabores y la detección de señales de peligro, como humo o alimentos en mal estado.

Qué es la hiposmia

La hiposmia se refiere a una reducción en la capacidad olfativa, sin llegar a la pérdida total del sentido del olfato, que se denomina anosmia. Puede ser causada por alteraciones en las vías respiratorias, daño en el nervio olfatorio o problemas en las áreas cerebrales responsables del procesamiento de olores.

Diferencia entre hiposmia y anosmia

Mientras que la hiposmia implica una reducción en la percepción de olores, la anosmia se define como la pérdida completa de esta capacidad. Ambas condiciones pueden compartir causas similares, pero su manejo clínico varía según la gravedad.

Causas de la hiposmia

Las causas de la hiposmia son diversas e incluyen factores temporales, como infecciones respiratorias, o condiciones más serias, como trastornos neurológicos.

Causas más comunes

Hiposmia y COVID-19

La hiposmia ha sido identificada como un síntoma común del COVID-19, incluso en casos leves. En muchos pacientes, la pérdida parcial del olfato es transitoria y se recupera espontáneamente en semanas o meses.

Causas neurológicas

  • Enfermedad de Parkinson o Alzheimer.
  • Traumatismos craneales que dañan el nervio olfatorio.
  • Tumores en áreas cercanas al bulbo olfatorio.

Síntomas asociados a la hiposmia

Además de la reducción en la capacidad olfativa, los pacientes con hiposmia pueden experimentar:

  • Pérdida parcial del gusto.
  • Sensación de congestión nasal.
  • Dificultad para detectar olores peligrosos, como gas o humo.

Diagnóstico de la hiposmia

El diagnóstico de la hiposmia requiere una evaluación clínica completa que incluye:

  • Historia clínica detallada para identificar causas subyacentes.
  • Pruebas olfativas para medir la capacidad sensorial.
  • Imágenes diagnósticas, como tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM), si se sospechan causas neurológicas o estructurales.

Tratamiento de la hiposmia

El tratamiento de la hiposmia depende de su causa subyacente. En casos reversibles, como infecciones virales, el tratamiento puede ser conservador, mientras que condiciones crónicas requieren intervenciones específicas.

Opciones de tratamiento

  • Uso de corticosteroides para reducir la inflamación nasal.
  • Cirugía en casos de poliposis nasal o desviación del tabique.
  • Rehabilitación olfativa mediante ejercicios sensoriales.

Hiposmia: cómo se cura

La recuperación de la hiposmia depende de su causa. En muchos casos, como infecciones respiratorias, el olfato vuelve a la normalidad con el tiempo. En otros, como enfermedades neurológicas, el manejo es más complejo y puede requerir terapias a largo plazo.

Cuándo acudir al médico

Es importante buscar atención médica si la hiposmia persiste por más de unas semanas o está asociada a otros síntomas, como:

  • Dolor de cabeza persistente.
  • Pérdida total del olfato (anosmia).
  • Síntomas neurológicos, como mareos o confusión.

Preguntas frecuentes

¿La hiposmia es permanente?

En la mayoría de los casos, la hiposmia es transitoria y mejora con tratamiento. Sin embargo, algunas condiciones neurológicas o traumáticas pueden causar hiposmia permanente.

¿La hiposmia afecta el gusto?

Sí, ya que el sentido del olfato está estrechamente relacionado con la percepción de sabores. Los pacientes con hiposmia a menudo experimentan una disminución en la capacidad de saborear los alimentos.

¿Qué ejercicios pueden mejorar la hiposmia?

La terapia olfativa, que implica la exposición repetida a olores fuertes como café o cítricos, puede ser útil para entrenar y mejorar el sentido del olfato en casos leves de hiposmia.

¿Puede la hiposmia ser un síntoma de enfermedades graves?

Sí, especialmente si está asociada a trastornos neurológicos como el Parkinson o Alzheimer, o si ocurre de manera recurrente sin causa aparente.

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