DICCIONARIO MÉDICO
Leucemia aguda
Proliferación maligna de células hematopoyéticas inmaduras de tipo blástico, cuya acumulación progresiva se acompaña de una disminución en la producción de los elementos mieloides normales. El diagnóstico se basa en la observación de una blastosis medular que iguala o supera el 30% de la totalidad celular. El estudio morfológico, citoquímico, ultraestructural, inmunológico y citogenético es fundamental para etiquetar el tipo de leucemia aguda: leucemias agudas mieloblásticas, y leucemias agudas linfoblásticas. La incidencia de la leucemia aguda en la población general es de uno a tres casos por cada 100.000 habitantes y año, y se observa un ligero predominio masculino. En los niños la leucemia aguda linfoblástica es la principal causa de fallecimiento por cáncer. Por el contrario, la leucemia aguda mieloblástica tiene una incidencia baja desde la infancia hasta la quinta década de la vida, para aumentar y alcanzar su pico máximo entre los 65 y 75 años. La etiología de las leucemias agudas todavía se desconoce, aunque en algunos casos se han asociado a radiaciones, exposición al benzol y administración de determinados medicamentos antineoplásicos. Entre los factores endógenos, los factores genéticos tienen importancia, como lo demuestra la mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad el hermano gemelo de un paciente leucémico. Diversas enfermedades congénitas se asocian con un riesgo leucémico incrementado. Clínicamente suele tener un comienzo repentino con fatiga, palidez, pérdida de peso y formación espontánea de hematomas. Progresa rápidamente causando fiebre, hemorragias, debilidad extrema, dolor óseo o articular e infecciones repetidas. El tratamiento más eficaz consiste en una quimioterapia combinada intensiva, administración de antibióticos y transfusiones sanguíneas para reponer los hematíes y las plaquetas.
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