Mastitis aguda

La mastitis aguda es una inflamación repentina del tejido mamario que se caracteriza por dolor, enrojecimiento, hinchazón y, en ocasiones, fiebre. Generalmente, ocurre en mujeres durante el periodo de lactancia, pero también puede afectar a mujeres no lactantes, hombres e incluso niños. Este tipo de mastitis puede ser de origen infeccioso o no infeccioso, dependiendo de la causa subyacente.

Qué es la mastitis aguda

La mastitis aguda es un proceso inflamatorio que afecta a una o ambas glándulas mamarias. Se produce de forma repentina y generalmente está asociada con obstrucciones en los conductos galactóforos, infecciones bacterianas o traumatismos. Es más común en mujeres lactantes, donde se conoce como mastitis puerperal.

Esta condición puede clasificarse como infecciosa o no infecciosa:

Mastitis aguda infecciosa: Causada por bacterias, principalmente Staphylococcus aureus, que ingresan al tejido mamario.
Mastitis aguda no infecciosa: Resulta de la acumulación de leche o inflamaciones locales sin presencia de infección.

Causas de la mastitis aguda

Las principales causas de la mastitis aguda incluyen:

Obstrucción de conductos: La acumulación de leche en los conductos puede causar inflamación y favorecer la proliferación bacteriana.
Infección bacteriana: Bacterias como Staphylococcus aureus y Streptococcus son las principales responsables de la mastitis infecciosa.
Traumatismos: Lesiones en la mama que dañan el tejido pueden desencadenar inflamación.
Factores de riesgo: Como fisuras en el pezón, lactancia inadecuada, uso de ropa ajustada y sistemas inmunitarios debilitados.

Síntomas de la mastitis aguda

Los síntomas de la mastitis aguda suelen aparecer de forma repentina e incluyen:

Dolor localizado en la mama afectada.
Hinchazón y enrojecimiento del área.
Sensación de calor en la piel de la mama.
Fiebre y escalofríos (en casos de infección).
Nódulos o bultos palpables debido a la obstrucción de conductos.

Diagnóstico de la mastitis aguda

El diagnóstico de la mastitis aguda se basa en:

Historia clínica: Identificación de síntomas y factores de riesgo.
Examen físico: Evaluación de las mamas para detectar áreas inflamadas, enrojecidas o dolorosas.
Pruebas de laboratorio: En casos severos, un cultivo de leche puede confirmar la presencia de bacterias.
Ecografía mamaria: Útil para detectar abscesos o confirmar el diagnóstico.

Tratamiento de la mastitis aguda

El tratamiento para la mastitis aguda depende de su causa y gravedad:

Antibióticos: Indicados en casos infecciosos; suelen ser efectivos contra bacterias como Staphylococcus aureus.
Compresas calientes: Ayudan a aliviar el dolor y mejorar la circulación en el área afectada.
Analgésicos: Para controlar el dolor y la fiebre.
Vaciamiento regular: Es crucial continuar amamantando o extrayendo leche para prevenir la obstrucción.
Drenaje quirúrgico: En casos de abscesos, puede ser necesario evacuar el pus acumulado.

Prevención de la mastitis aguda

Para prevenir la aparición de la mastitis aguda, se recomienda:

Amamantar con frecuencia para evitar la acumulación de leche.
Usar técnicas de lactancia adecuadas para evitar fisuras en el pezón.
Mantener una higiene adecuada del área mamaria.
Evitar el uso de ropa ajustada que comprima las mamas.

Cuándo acudir al médico

Se debe buscar atención médica inmediata si:

La fiebre persiste o supera los 38.5 °C.
El dolor es intenso o no mejora con analgésicos.
Aparecen nódulos o abscesos palpables.
Hay secreción purulenta o cambios en la textura de la piel.

Preguntas frecuentes sobre la mastitis aguda

¿Puedo seguir amamantando si tengo mastitis aguda?

Sí, es seguro continuar amamantando. Esto ayuda a vaciar los conductos y puede acelerar la recuperación.

¿La mastitis aguda puede causar complicaciones?

Si no se trata, puede desarrollar un absceso mamario o evolucionar hacia una infección más grave.

¿Es necesario usar antibióticos para tratar la mastitis aguda?

En casos infecciosos, los antibióticos son esenciales para eliminar las bacterias responsables.

¿Cuánto tiempo tarda en curarse la mastitis aguda?

Con el tratamiento adecuado, los síntomas suelen mejorar en 24 a 48 horas, pero la recuperación completa puede tardar varios días.