DICCIONARIO MÉDICO
Oclusión congénita del esófago
¿Qué es la oclusión congénita del esófago? La oclusión congénita del esófago, conocida médicamente como atresia esofágica, representa una anomalía del desarrollo que impide la continuidad del esófago, el tubo que conecta la boca con el estómago, lo cual interfiere con el paso de los alimentos desde la boca hacia el estómago. Esta condición se manifiesta típicamente en el período neonatal y es una de las emergencias quirúrgicas más frecuentes en la cirugía pediátrica. La atresia esofágica es un defecto congénito, lo que significa que ocurre durante el desarrollo del feto en el útero. Aunque su causa exacta es desconocida, se asocia con factores genéticos y ambientales que afectan el desarrollo normal del esófago durante las primeras etapas de la gestación. Desde el punto de vista embriológico, el esófago y la tráquea se desarrollan a partir de un tubo común conocido como el intestino anterior. Durante las primeras semanas de gestación, este tubo se divide en dos partes: la tráquea, que se conectará con los pulmones, y el esófago, que formará el tubo digestivo superior. En casos de atresia esofágica, este proceso de división y desarrollo es incompleto, resultando en una interrupción en la continuidad del esófago. La incidencia de esta condición varía geográficamente, pero se estima en aproximadamente 1 de cada 4000 nacimientos vivos. La clasificación de la atresia esofágica se basa en la presencia o ausencia de una fístula traqueoesofágica, una conexión anormal entre el esófago y la tráquea. La variante más común es la atresia esofágica con fístula traqueoesofágica distal, seguida por la atresia esofágica sin fístula traqueoesofágica. Otras variantes incluyen la presencia de fístulas traqueoesofágicas tanto proximales como distales al segmento atresico. Los síntomas de la atresia esofágica se manifiestan poco después del nacimiento y pueden incluir salivación excesiva, tos, cianosis (coloración azulada de la piel debido a falta de oxígeno) y dificultad para respirar, especialmente durante las tomas. Estos síntomas se deben a la acumulación de saliva y leche en el segmento superior del esófago atresico, que puede ser inhalado hacia las vías respiratorias, causando aspiración y complicaciones respiratorias. La imposibilidad del paso de alimentos hacia el estómago también puede conducir a la desnutrición y deshidratación si no se trata a tiempo. El diagnóstico de la atresia esofágica se sospecha clínicamente por los síntomas presentados y se confirma mediante técnicas de imagen como la radiografía. Un procedimiento diagnóstico común incluye la introducción de un catéter a través de la nariz o la boca hacia el esófago. Si el catéter se detiene abruptamente y no puede avanzar hacia el estómago, esto sugiere la presencia de atresia. La ecografía prenatal también puede identificar signos sugestivos de atresia esofágica, como la ausencia del estómago visible o polihidramnios (exceso de líquido amniótico), aunque su detección prenatal no siempre es posible. El tratamiento de la atresia esofágica requiere intervención quirúrgica para reconectar los segmentos del esófago o crear una conexión entre el esófago y el estómago, permitiendo el paso seguro de alimentos. La elección del procedimiento quirúrgico depende de la longitud del segmento atresico y la presencia de fístulas traqueoesofágicas. La cirugía puede realizarse mediante técnicas abiertas o mínimamente invasivas, como la toracoscopia, dependiendo de la experiencia del centro médico y las condiciones específicas del paciente. © Clínica Universidad de Navarra 2023
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