DICCIONARIO MÉDICO
Oxicefalia
La oxicefalia, también conocida como turricefalia, es una rara condición craneal caracterizada por una deformidad en la forma del cráneo, donde este presenta una altura excesiva debido al cierre prematuro de las suturas coronal y sagital, dos de las principales articulaciones fibrosas que permiten el crecimiento del cráneo en la infancia. Esta afección se enmarca dentro de las craneosinostosis, un grupo de trastornos del desarrollo craneal que limitan el crecimiento normal del cráneo y pueden afectar al cerebro subyacente, su desarrollo y la forma de la cabeza. La etiología de la oxicefalia, al igual que otras craneosinostosis, puede ser variada, incluyendo factores genéticos y ambientales. Aunque algunos casos se presentan de manera aislada, otros pueden estar asociados a síndromes genéticos específicos, lo que subraya la importancia de una evaluación genética detallada como parte del diagnóstico. La condición se manifiesta desde el nacimiento o se desarrolla durante los primeros meses de vida, siendo detectable mediante una inspección física y confirmada por estudios de imagen como la radiografía de cráneo o la tomografía computarizada, que permiten visualizar la fusión prematura de las suturas y la deformidad craneal característica. El tratamiento de la oxicefalia generalmente requiere intervención quirúrgica, cuyo objetivo es corregir la deformidad craneal, permitir el espacio adecuado para el crecimiento cerebral y prevenir o minimizar las complicaciones neurológicas. La cirugía, idealmente realizada en los primeros años de vida, involucra la remodelación del cráneo por un equipo multidisciplinar de especialistas en neurocirugía pediátrica, cirugía plástica y ortopedia. El abordaje y la técnica quirúrgica se personalizan según la severidad de la deformidad y la presencia de síndromes asociados, buscando optimizar los resultados estéticos y funcionales. Las complicaciones potenciales de la oxicefalia sin tratamiento incluyen el aumento de la presión intracraneal, que puede llevar a daños en el tejido cerebral y afectar el desarrollo cognitivo y motor del niño. Además, pueden presentarse alteraciones en la visión, problemas respiratorios y desafíos en el desarrollo psicosocial debido a la apariencia física. Por ello, el seguimiento clínico a largo plazo es esencial para monitorizar el crecimiento y desarrollo del niño, ajustar tratamientos y ofrecer apoyo psicológico tanto al paciente como a su familia. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la oxicefalia?
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