DICCIONARIO MÉDICO
Prostatitis
f. Existen tres formas clínicas de prostatitis: a) Prostatitis aguda o crónica de etiología bacteriana. Asociada con una infección del tracto urinario, se caracteriza, desde el punto de vista clínico, en el caso de prostatitis aguda, por molestias urinarias, fiebre alta con tiritona y, ocasionalmente, retención aguda de orina, por aumento del tamaño prostático. En la exploración física, el tacto rectal es característico, la próstata es turgente, extremadamente dolorosa y blanda. Cuando el cuadro es muy intenso, evidencia una supuración uretral tras el masaje prostático. Los gérmenes involucrados son Enterobacterias, predominando E. coli, de la misma manera que en las infecciones urinarias inespecíficas. El tratamiento antibiótico, si es posible específico después de un cultivo de orina, resuelve el cuadro. El tratamiento debe ser prolongado (intenso durante 2 semanas y profiláctico durante 6) porque el riesgo de prostatitis repetidas es alto si el tratamiento es corto; b) Prostatitis no bacteriana, y c) Prostatodinia. Estos dos últimos cuadros denotan una inflamación prostática de causa indeterminada. Son superpuestos y en la actualidad constituyen uno solo. Desde el punto de vista clínico, producen un síndrome de dolor pélvico, que se caracteriza por un grupo de síntomas de aparición irregular, que incluyen dolor perineal, síntomas de irritación uretral, molestia suprapúbica, dolor poscoital, etc. Nunca se evidencia una infección urinaria y los cultivos son reiteradamente negativos. El diagnóstico es exclusivamente clínico. El tratamiento es sintomático e incluye alfa-bloqueantes, relajantes musculares y vasodilatadores venosos. Los resultados clínicos son variables, en general mejora la sintomatología clínica, sin desaparecer. La enfermedad tiene carácter crónico y benigno.
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