DICCIONARIO MÉDICO
Pruebas de muerte real
Pruebas o signos que se han propuesto para el diagnóstico diferencial entre la muerte real y la muerte aparente: a) reacción sulfhídrica o signo vulgar de Icard, que determina la presencia de ácido sulfhídrico por un ennegrecimiento de un papel impregnado en acetato de plomo, que se coloca ante los orificios nasales del cadáver; b) constatación del pH ácido en el tejido hepático o esplénico del cadáver mediante una punción (Brissemoret y Ambard); c) investigación del pH en el tejido celular subcutáneo (De Dominicis); d) determinación del pH en el humor acuoso del globo ocular (De Laet); e) determinación del pH en tejido celular subcutáneo, obtenido por forcipresión de la piel (Icard); f) investigación del pH en la secreción lacrimal (Lecha-Marzo); g) estudio del pH en tejido muscular (Tordes); h) técnica del sedal, que determina el pH en un hilo de seda o algodón que se hace pasar primero a través de un pliegue de la piel (Icard, Leonard, Rebello); i) prueba de Bouchut, que consiste en la auscultación de los tonos cardiacos; j) signo de Rebouillat: una pequeña cantidad de éter inyectado por la vía subcutánea, se difunde en el sujeto vivo, mientras que en la muerte real, escapa por el orificio de la inyección; la prueba se hace visible tiñendo el éter con ácido pícrico o azul de metileno; k) signo de Ripauld: la presión externa sobre el globo ocular altera la forma de la pupila en todos los casos, pero esta deformación es permanente en caso de muerte cierta; l) signo de Salibury y Melvin: cuando la muerte es inminente, cesa la circulación en los vasos de la retina, por lo que se fragmenta la columna sanguínea, lo cual se evidencia por la observación con el oftalmoscopio; m) signo de Magnus: la constricción de un miembro, como el brazo, no produce una congestión venosa en su parte distal, lo que se debe a la inexistencia de la circulación sanguínea en la muerte real; n) signo de Monteverde: si la muerte es real, la inyección subcutánea de amoniaco no provoca ninguna reacción local; ñ) signo de D'Halluin: la instilación en la conjuntiva de una solución de dionina provoca en el vivo rubefacción y lagrimeo, lo que no sucede en caso de muerte real; o) capilarotanatodiagnóstico: comprobación de la existencia de circulación en los capilares (Aznar); p) dinamoscopia: auscultación de la musculatura por medio de un estetoscopio, que su autor denominó necroscopio (Collonges); q) demostración del cese de las reacciones redox en el cadáver, que se realiza comprobando la existencia de una oxidación de una aguja introducida en el interior de un músculo; la muerte sería real si en el plazo de una hora no se oxida (Laborde). De todas ellas, la prueba más sensible y de más fácil ejecución es la de Lecha-Marzo, que, incluso, en un tiempo, fue de uso obligatorio en España. En la actualidad, todas estas pruebas están en desuso. El diagnóstico de muerte real, importante sobre todo en los casos en que las constantes vitales se mantienen por medios artificiales, y se plantea la posibilidad de extraer algún órgano para trasplante, se realiza, ahora, por la constatación de una serie de síntomas neurológicos, que incluso pueden estar protocolizados y fijados por la legislación. El estudio de un solo signo neurológico es insuficiente. Por ejemplo, la existencia de un electroencefalograma plano, al que se le ha dado mucho valor, puede ser debida a una intoxicación por barbitúricos.
¿Quiere estar al día sobre temas de salud?
Reciba el boletín de la Clínica para estar al día de novedades y avances médicos