DICCIONARIO MÉDICO
Radiculografía
La radiculografía, procedente de las raíces latinas “radix” que significa raíz y “graphein” que significa escribir o registrar, es un estudio diagnóstico médico que tiene como principal objetivo evaluar el estado de las raíces nerviosas, específicamente en la región de la columna vertebral. El sistema nervioso es el encargado de transmitir señales desde y hacia diferentes partes del cuerpo. Las raíces nerviosas son estructuras fundamentales en este proceso, ya que representan la conexión entre los nervios periféricos y la médula espinal. Sin embargo, al igual que otras estructuras del cuerpo, estas raíces pueden verse afectadas por diferentes patologías o lesiones que, si no se detectan a tiempo, podrían generar complicaciones a largo plazo. La radiculografía se basa en el uso de medios de contraste, sustancias que, una vez introducidas en el organismo, permiten que ciertas estructuras sean más visibles a través de técnicas de imagen, como la radiografía. En este caso, el medio de contraste se inyecta en el espacio que rodea a la raíz nerviosa para que, una vez realizado el estudio radiográfico, sea posible observar con detalle la morfología y la integridad de esta estructura. Una de las principales indicaciones para la realización de una radiculografía es la sospecha de hernias de disco. Las hernias de disco se producen cuando el núcleo pulposo, la parte central de los discos intervertebrales que actúa como amortiguador entre las vértebras, se desplaza y comprime las raíces nerviosas circundantes. Esta compresión puede generar síntomas como dolor, debilidad o entumecimiento en la zona inervada por el nervio afectado. Al realizar una radiculografía, el médico puede determinar con precisión la ubicación y el tamaño de la hernia, lo que facilita la elección del tratamiento más adecuado. Otras indicaciones para la radiculografía incluyen: radiculopatías de origen desconocido, estenosis del canal vertebral, tumores espinales, malformaciones arteriovenosas, entre otras. Es importante mencionar que, como cualquier procedimiento médico, la radiculografía también tiene contraindicaciones y riesgos asociados. Por ejemplo, no se recomienda en pacientes con alergias conocidas a los medios de contraste, ni en aquellos con infecciones en la zona de punción. La técnica de la radiculografía requiere de un equipo especializado y de profesionales capacitados. El procedimiento se lleva a cabo en una sala de radiología, donde el paciente se coloca en una camilla y se le administra el medio de contraste a través de una punción en la zona de interés. Una vez inyectado el contraste, se toman las imágenes radiográficas desde diferentes ángulos para obtener una visión completa de la raíz nerviosa y sus estructuras circundantes. Posteriormente, las imágenes son analizadas por un radiólogo y un neurólogo o neurocirujano para determinar la presencia de anomalías. El tiempo de recuperación después de una radiculografía es relativamente corto. La mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades habituales al día siguiente del procedimiento. Sin embargo, es posible que experimenten alguna molestia en el lugar de la punción o una leve cefalea. Estos síntomas suelen desaparecer en un corto periodo de tiempo y raramente requieren intervención médica. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es una radiculografía?
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