DICCIONARIO MÉDICO

Radiodermitis

¿Qué es la radiodermitis?

La radiodermitis es una manifestación cutánea resultante de la exposición a la radiación ionizante. Aunque este término ha sido históricamente vinculado a lesiones cutáneas causadas por radioterapia, también es aplicable a daños derivados de otras fuentes de radiación, incluidas la radiografía y la exposición ocupacional. La radiación ionizante tiene la capacidad de penetrar tejidos y afectar a las células vivas, lo que puede resultar en una serie de cambios celulares, algunos de los cuales pueden manifestarse en la piel.

La piel, siendo el órgano más extenso del cuerpo y estando en contacto directo con el ambiente externo, es a menudo la primera línea de defensa contra muchos agentes, y la radiación no es la excepción. Las células cutáneas están en constante renovación, y por lo tanto, son especialmente sensibles a factores que pueden alterar este proceso, como lo es la radiación ionizante.

La radiodermitis puede manifestarse de varias maneras dependiendo de la dosis y el tipo de radiación, así como del tiempo de exposición. Las manifestaciones tempranas, que ocurren días o semanas después de la exposición, pueden incluir eritema o enrojecimiento, similar a una quemadura solar, acompañado de inflamación y posiblemente prurito o picor. Si la exposición continúa o es lo suficientemente intensa, la piel puede llegar a presentar vesículas o ampollas.

Por otro lado, las manifestaciones tardías pueden surgir meses o años después de la exposición y, por lo general, son resultado de cambios a nivel celular y vascular. Estos cambios pueden llevar al engrosamiento de la piel, fibrosis, pigmentación alterada, y en casos más graves, úlceras crónicas que son difíciles de tratar. Las manifestaciones tardías son particularmente preocupantes, ya que reflejan un daño más profundo y persistente en los tejidos.

Es fundamental entender que la severidad de la radiodermitis está directamente relacionada con la dosis acumulada de radiación a la que ha sido expuesta la piel. Factores como la sensibilidad individual a la radiación, el tipo y energía de la radiación, la duración y frecuencia de la exposición, y la combinación con otros agentes, como ciertos medicamentos, pueden influir en el grado de lesión cutánea.

La prevención es esencial para minimizar el riesgo de desarrollar radiodermitis. En el ámbito médico, cuando se administran tratamientos de radioterapia, se calculan meticulosamente las dosis para asegurar que se entregue la cantidad de radiación necesaria para tratar el cáncer, minimizando al mismo tiempo el daño a tejidos sanos circundantes. Es esencial seguir estrictamente las indicaciones y cuidados propuestos por el equipo médico para proteger la piel y otros tejidos. La utilización de emolientes y cremas hidratantes puede ayudar a mantener la integridad de la piel durante el tratamiento.

Desde una perspectiva diagnóstica, los avances en tecnologías de imagen han permitido reducir las dosis de radiación a las que están expuestos los pacientes durante estudios radiológicos. Sin embargo, es esencial que los profesionales de la salud estén conscientes del historial de exposición a la radiación del paciente y consideren este factor al solicitar estudios diagnósticos.

En cuanto al tratamiento de la radiodermitis, este debe ser individualizado y basarse en la severidad de la lesión. Las manifestaciones tempranas pueden requerir cuidados básicos de la piel y la aplicación de cremas tópicas. Las manifestaciones tardías, en cambio, pueden requerir tratamientos más complejos, incluyendo terapias con láser, desbridamiento de úlceras y, en casos más graves, cirugía reconstructiva.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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