DICCIONARIO MÉDICO
Receso piriforme
El receso piriforme constituye una estructura anatómica situada en la laringofaringe, región del tracto respiratorio superior que desempeña un papel crucial en el proceso de deglución y que tiene relevancia en múltiples patologías. Este receso, también conocido como seno piriforme, es una de las dos cavidades situadas a ambos lados de la laringe, siendo partes de la hipofaringe y actúan como canales que guían el alimento y los líquidos hacia el esófago, evitando que entren en la vía aérea y la laringe durante la deglución. Anatómicamente, los recesos piriformes se encuentran limitados lateralmente por el ala tiroidea del cartílago tiroides y medialmente por la membrana tirohioidea y la constrictor faríngeo inferior. La importancia de estas estructuras radica no solo en su función durante el proceso de deglución sino también en su relevancia clínica, ya que son zonas en las que pueden alojarse cuerpos extraños, dando lugar a complicaciones potencialmente graves. Además, debido a su proximidad con estructuras como la laringe y el esófago, son zonas que se evalúan detenidamente en diversas exploraciones por imágenes, como la endoscopia y la tomografía computarizada, especialmente en pacientes con disfagia o sospecha de neoplasias. En el contexto de la Oncología, el receso piriforme es una localización habitual de tumores de cabeza y cuello, en particular, el carcinoma escamoso. Los tumores en esta región pueden afectar la función normal de la vía aérea y del tracto gastrointestinal superior, causando síntomas como dolor al tragar, sensación de cuerpo extraño en la garganta y, en casos avanzados, dificultad respiratoria. La evaluación de un tumor en esta zona implica una serie de estudios diagnósticos que incluyen la palpación, laringoscopia y, como se ha mencionado, estudios de imagen. El tratamiento de las neoplasias en el receso piriforme puede requerir un enfoque multidisciplinar que abarque cirugía, radioterapia y quimioterapia, dependiendo del estadio y la naturaleza del tumor. Además de su implicación en la patología neoplásica, los recesos piriformes pueden verse afectados en el contexto de infecciones, inflamaciones y traumatismos. Por ejemplo, en casos de abscesos periamigdalinos o infecciones profundas del cuello, el contenido purulento puede diseminarse a estos recesos, causando un cuadro de dolor severo, fiebre y malestar general que requiere intervención médica inmediata. En la práctica quirúrgica, el conocimiento detallado del receso piriforme es fundamental, en particular durante procedimientos que involucran la laringe y la faringe. Las cirugías que pueden afectar el receso piriforme incluyen la laringectomía parcial o total, la faringectomía y la cirugía de la base de la lengua. Durante estos procedimientos, es crucial preservar la integridad de los recesos para mantener la funcionalidad de la deglución y minimizar el riesgo de aspiración postoperatoria. El receso piriforme también es una referencia anatómica importante en procedimientos de emergencia como la cricotirotomía, donde su identificación adecuada es esencial para evitar daños en estructuras adyacentes. En el ámbito de la anestesiología, se considera durante la intubación endotraqueal y la colocación de sondas nasogástricas, dado que una inserción incorrecta puede dañar las paredes de estos recesos y causar complicaciones. En el examen físico de rutina, los recesos piriformes se inspeccionan indirectamente a través de la laringoscopia, ya sea directa o indirecta. Aunque no se visualizan fácilmente sin equipo especializado, cualquier anormalidad en su anatomía o función puede indicar la necesidad de estudios complementarios. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es el receso piriforme?
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