DICCIONARIO MÉDICO

Rectalgia

¿Qué es la rectalgia?

La rectalgia, comúnmente conocida como dolor rectal, es una dolencia que se presenta en la región del recto y puede variar en intensidad desde una leve molestia hasta un dolor agudo e incapacitante. Esta afección puede ser un síntoma de diversas patologías tanto benignas como malignas y su diagnóstico correcto es crucial para el establecimiento de un tratamiento adecuado. La etiología de la rectalgia es heterogénea y puede incluir causas anorrectales primarias como fisuras anales, hemorroides, abscesos, enfermedades inflamatorias intestinales, proctitis, entre otras, así como condiciones secundarias relacionadas con enfermedades sistémicas o condiciones ginecológicas en las mujeres.

La fisura anal es una de las causas más frecuentes de rectalgia y se caracteriza por un desgarro en el revestimiento del ano, que puede ser extremadamente doloroso, especialmente durante y después de la defecación. Las hemorroides, que son venas hinchadas en el recto o alrededor del ano, también pueden causar dolor significativo, acompañado a menudo de sangrado y prolapsos.

Los abscesos anorrectales son infecciones en las glándulas situadas cerca del ano o recto que pueden generar un dolor intenso, fiebre y un bulto en la zona afectada. Las enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, pueden manifestarse con rectalgia, asociada a otros síntomas como diarrea, pérdida de peso y sangrado rectal.

En lo que concierne a las pruebas diagnósticas, se llevan a cabo diferentes procedimientos dependiendo de la sospecha clínica. El examen físico, incluyendo una inspección visual y un tacto rectal, es fundamental. Los estudios complementarios pueden incluir análisis de sangre, estudios de imágenes como ecografía, resonancia magnética o tomografía computarizada, y procedimientos endoscópicos como la sigmoidoscopia o colonoscopia.

El tratamiento de la rectalgia variará según su causa. En el caso de las fisuras anales y las hemorroides, se recomienda inicialmente un manejo conservador con baños de asiento, fibras para ablandar las heces y evitar el esfuerzo durante la defecación, y medicación tópica para reducir el dolor y la inflamación. En situaciones más severas o resistentes al tratamiento conservador, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos.

En el caso de abscesos, el tratamiento principal es la intervención quirúrgica para drenar la infección. Las enfermedades inflamatorias intestinales requieren un manejo más complejo que puede incluir medicamentos antiinflamatorios, inmunomoduladores y terapias biológicas.

Las afecciones sistémicas o las enfermedades ginecológicas que causan rectalgia deben ser manejadas de acuerdo a la condición subyacente, y a menudo requieren un enfoque multidisciplinar.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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