DICCIONARIO MÉDICO
Relajante muscular
¿Qué es un relajante muscular? Los relajantes musculares son una clase de medicamentos que tienen la capacidad de reducir o inhibir el tono muscular y/o la contracción muscular. Estos fármacos se emplean en una variedad de situaciones clínicas para aliviar la tensión o el espasmo muscular. En la medicina, han demostrado ser útiles en el tratamiento de condiciones dolorosas provocadas por espasmos musculares, como las que se pueden experimentar después de un trauma o debido a ciertas enfermedades neuromusculares. También se utilizan en procedimientos médicos y quirúrgicos para facilitar la intubación traqueal o para relajar los músculos durante la cirugía. Los relajantes musculares pueden dividirse en dos categorías principales: relajantes musculares de acción central y relajantes musculares de acción periférica. Los de acción central actúan en el sistema nervioso central, particularmente en el cerebro y la médula espinal, para reducir el tono muscular general. Algunos ejemplos de estos medicamentos incluyen el carisoprodol y el metocarbamol. Estos fármacos no actúan directamente sobre el tejido muscular, sino que reducen la tensión muscular al afectar al sistema nervioso central. Por otro lado, los relajantes musculares de acción periférica actúan directamente sobre el tejido muscular o en la unión neuromuscular, que es el lugar donde los nervios se conectan con los músculos. Estos medicamentos, como el vecuronio o el rocuronio, se usan comúnmente en entornos de cuidados críticos y quirúrgicos. Su función principal es bloquear la transmisión de los impulsos nerviosos a los músculos, lo que resulta en una parálisis muscular. Es crucial entender que estos medicamentos no tienen efectos analgésicos ni sedantes, por lo que generalmente se administran junto con anestésicos. Es fundamental tener en cuenta que los relajantes musculares no deben ser utilizados a la ligera. Aunque pueden ser beneficiosos en situaciones clínicas específicas, también tienen potenciales efectos secundarios. Por ejemplo, los relajantes musculares de acción central pueden causar somnolencia, mareos y sequedad bucal, mientras que los de acción periférica pueden llevar a la debilidad muscular o incluso a la parálisis si no se usan adecuadamente. En cuanto a las indicaciones clínicas de estos fármacos, los relajantes musculares de acción central se prescriben generalmente para tratar condiciones como la fibromialgia, la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple o lesiones de la médula espinal, y el dolor musculoesquelético agudo. Los de acción periférica, como ya se mencionó, se utilizan principalmente en entornos quirúrgicos. La elección del relajante muscular dependerá de la situación clínica específica, de la causa del espasmo o la tensión muscular, y del perfil de efectos secundarios del medicamento. Además, es esencial considerar otras medicaciones que el paciente pueda estar tomando, ya que los relajantes musculares pueden interactuar con otros fármacos. El mecanismo de acción de los relajantes musculares es variado. Mientras que algunos actúan bloqueando los receptores en el sistema nervioso central, otros impiden la liberación de ciertos neurotransmisores en la unión neuromuscular. Estos procesos dan como resultado una disminución en la contracción y el tono muscular. En la práctica clínica, el uso de relajantes musculares debe ser monitorizado cuidadosamente. Es esencial ajustar la dosis adecuadamente y vigilar cualquier efecto secundario. Además, estos medicamentos deben ser usados por el tiempo mínimo necesario para lograr el efecto deseado y, en general, no deben ser la primera línea de tratamiento para el dolor musculoesquelético a menos que sea absolutamente necesario. © Clínica Universidad de Navarra 2023
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