DICCIONARIO MÉDICO
Retinitis
La retinitis es una inflamación aguda o crónica de la retina, la capa delgada y sensible a la luz en la parte posterior del ojo que convierte las imágenes visuales en señales eléctricas que se envían al cerebro. Dado que la retina juega un papel crucial en la visión, cualquier alteración o daño en esta área puede conducir a problemas visuales significativos o incluso a la ceguera. La retina es esencialmente responsable de recibir la luz que ingresa al ojo, convirtiéndola en señales neurales y enviándolas a través del nervio óptico al cerebro para su interpretación. Esta función es imprescindible para que una persona pueda ver de manera clara y precisa. Es así que cuando la retina se inflama debido a la retinitis, su capacidad para procesar la luz puede verse seriamente comprometida. Existen diversas causas que pueden llevar a la aparición de la retinitis, incluidas infecciones, enfermedades autoinmunitarias, traumatismos y exposición a toxinas. Las infecciones virales, bacterianas, fúngicas o parasitarias pueden conducir a la retinitis infecciosa, mientras que enfermedades como el lupus o la artritis reumatoide pueden resultar en retinitis autoinmunitaria. Los síntomas más comunes asociados con la retinitis incluyen visión borrosa, disminución de la visión, puntos ciegos, destellos de luz y visión nocturna deficiente. Es posible que también se presente dolor o enrojecimiento en el ojo afectado. Dado que estos síntomas pueden ser indicativos de una variedad de afecciones oculares, es esencial buscar atención médica para un diagnóstico preciso y una intervención temprana. Para diagnosticar la retinitis, un oftalmólogo llevará a cabo una serie de pruebas. Esto puede incluir una examinación dilatada del fondo de ojo, tomografía de coherencia óptica, angiografía fluoresceínica y, en algunos casos, análisis de sangre para identificar posibles infecciones o enfermedades autoinmunitarias. El tratamiento de la retinitis dependerá en gran medida de su causa subyacente. En casos de retinitis por infección, se pueden prescribir antibióticos, antivirales o medicamentos antimicóticos. Si la retinitis es de origen autoinmunitario, se pueden administrar medicamentos inmunosupresores o corticosteroides. En algunos casos graves, se puede recomendar la cirugía para eliminar el tejido dañado o la sangre acumulada en el ojo. Además, es esencial abordar y tratar cualquier causa subyacente o condición relacionada para evitar la recurrencia de la retinitis. Una complicación potencial de la retinitis es el desprendimiento de retina. Esto ocurre cuando la retina se separa del tejido subyacente, y puede conducir a la pérdida permanente de la visión si no se trata de inmediato. Otro riesgo es la formación de cicatrices en la retina, lo que puede disminuir permanentemente la visión. © Clínica Universidad de Navarra 2023¿Qué es la retinitis?
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